La situación profesional de los artistas falleros es una de las más complicadas dentro del cataclismo que ha supuesto para la economía la pandemia y sus consecuencias. Y las medidas adoptadas, aunque parezca increíble, tampoco están exentas de polémica. Por ejemplo, el hecho de que el ayuntamiento de València sacara adelante una iniciativa por la que los artistas agremiados que tienen su taller en el «cap i casal» recibirán una ayuda económica entre 2.500 y 8.000 euros ha generado división entre los propios artistas con acusaciones, más o menos veladas, de trato de favor hacia los que desarrollan el trabajo en la Ciudad del Artista Fallero o en cualquier otra nave del término municipal. Hay que tener en cuenta, aunque sea de perogrullo, que las ayudas municipales sólo pueden aplicarse a aquellos que tienen su razón social en el municipio que ayuda.

Las grandes instituciones no han reaccionado con la celeridad que cabría imaginar. El Gobierno de España no ha articulado ninguna medida para un sector tan específico. Es conocida la lentitud en el proceso de retirada de las fallas de los talleres, labor que debe llevar a cabo la Generalitat; entidad que, sin embargo, ha hecho una declaración institucional unánime de apoyo a la profesión, aunque no materializada en algo a estas alturas. La Diputación tiene pendiente cerrar un convenio en futuro y, aparte ha centrado su actuación en otro colectivo no menos patrimonial, pero no menos necesitado, como es la pirotecnia.

El caso es que los gremios de València, Burriana y Alicante ha n desarrollado una campaña de cartas a los ayuntamientos utilizando como ejemplo la iniciativa de la Concejalía de Innovación. De hecho, el argumento trasladado a los alcaldes es que «es en los ayuntamientos donde los artistas falleros desarrollan su actividad y son las entidades más cercanas y las primeras con las que hemos querido hablar». A ellas va la petición de que «consideren la posibilidad de instrumentar alguna ayuda o bonificación específica para los profesionales». La respuesta, de momento, ha sido prácticamente nula. Tan sólo Riba-roja se ha sumado a la declaración con una moción propia y ha anunciado una ayuda a las comisiones que debe revertir en parte en mantener la continuidad de los compromisos con los artistas.

Lo cierto es que, en el caso del Gremio de València, por ejemplo, son hasta 50 los municipios en los que hay talleres de falleros agremiados. Y excluyendo a València, donde se contabilizan 61 agremiados, el resto de poblaciones reúnen a 104 profesionales más. A los que hay que sumar los de Burriana y Alicante.