La Asociación de Vecinos de El Palmar no se conforma con reclamar o reivindicar. Suele hacerlo con documentos gráficos. El verano ha sido activo en movilizaciones. Empezaron advirtiendo del peligro de la nueva moda: las personas que acuden al angosto puente de acceso a la isla para hacer fotos. Después pusieron en evidencia el caos de la Gola de Pujol, con el anárquico y peligroso trasiego de coches y peatones también para disfrutar de las vistas y las puestas del sol. Ahora, el siguiente frente está nuevamente relacionado con la movilidad. Y con imágenes que han distribuido en todos los canales: llega la recolección del arroz y las cosechadoras llevan a la CV-500. Pero, y ahí está la queja en imágenes, la remodelación del vial ha propiciado situaciones tan sorprendentes como la de ver estos vehículos agrícolas transitando en contradicción, acompañados de coches de seguridad, para poder transitar en dirección a los arrozales. La presidenta, Cintia Sancanuto, tiene una tesis muy contundente: «es que parece que quieren que nos vayamos todos. Que todo esto se convierta en Parque Nacional y para eso, que no haya vecinos». Las imágenes vienen a demostrar que «las obras que se han hecho en la carretera se hacen sin pensar en las características de esta zona. Eso que ha han tenido que hacer cambios sobre la marcha, como los badenes del Perellonet o en la rotonda de acceso al Palmar. Es que hacen las cosas sin estudiarlas». Lo califica de «palos en las ruedas» porque no sólo son las cosechadoras de gran tamaño las que no caben. «Esos vehículos sólo aparecen en esta época del año. Pero los tractores circulan todo el año, y es natural. Pero con las medianas y los arcenes, no puedes adelantarlos. Y la consecuencia son las colas que se producen con todos circulando a 40 kilómetros por hora». Lo de las cosechadoras «es un sinsentido, una chapuza, que un vehículo de este tipo tenga que ocupar toda la calzada porque no hay carretera para más».