Los paros parciales en la EMT de València han arrancado esta mañana con autobuses completos que no se detenían en las paradas, marquesinas llenas de pasajeros que esperaban durante media hora al autobús, buses con el letrero de servicio mínimo y una veintena de trabajadores concentrados en las cocheras de San Isidro, entre otras imágenes.

Huelga en la EMT de València: cómo ha afectado a los ciudadanos

En general estos paros no han provocado incidencias graves y tampoco ha habido grandes problemas a los usuarios aunque las personas entrevistadas por Levante-EMV en la parada del número 91 de San Vicente Mártir reconocían que la huelga de autobuses les habían pillado por sorpresa. «Al llegar a la parada hemos visto el cartel que indica las horas de los paros pero la verdad es que no lo sabía. Ya llevamos media hora de retraso al trabajo y al colegio», contaba una madre acompañada de su hijo en edad escolar. «Aunque expliques que hay huelga no siempre te entienden, en el trabajo te dicen que no es su problema», subrayaba otra usuaria.

Un tercer viajero, cuyo bus se retrasaba 20 minutos respecto a un día cualquiera, preguntaba a este diario sobre qué reivindican los trabajadores de la EMT de València. Los ciudadanos no lo tienen claro en su mayoría, por lo que relataban.

En las calles del centro de la ciudad, como Marqués de Sotelo, la Paz o en la Plaça d'Alfons el Magnànim era posible ver autobuses parados, sin el cartel de servicio mínimo, cuyos conductores se habían sumado a las protestas.

En la puerta de las cocheras de la EMT, en San Isidro, se concentraron una veintena de trabajadores, desde primera hora de la mañana. Dos afiliados a la CGT relataban que con el 60% de servicios mínimos es difícil que se pueda visibilizar de forma notable la acción reivindicativaDos afiliados a la CGT relataban que con el 60% de servicios mínimos . El más veterano de estos trabajadores señalaba que la empresa de autobuses ha tenido que avisar «a dedo» a algunos conductores para cubrir los servicios mínimos tras descubrir algunas vacantes. «Eso no se puede hacer de ninguna manera», comentaba.

Amén del incumplimiento del preacuerdo de convenio firmado el 13 de marzo, este conductor señalaba, entre otros motivos para secundar los paros, que había 7 compañeros «que estaba previsto que entrasen en marzo a la EMT de València y la empresa los ha dejado colgados, dándose el caso de que algunos se habían despedido de muy buenos trabajos».

Su compañero alertaba de «la falta de limpieza e higiene» en los váteres portátiles ubicados en el final de las líneas. «Estos retretes -relata este operario de talleres- son muy pequeños y en invierno un conductor con anorak prácticamente no se puede mover». «Pero en el caso de las compañeras mujeres es mucho peor, lo tienen más complicado aún para hacer sus necesidades», explicaba. Además, muchos de estos WC portátiles tienen los candados forzados y entra gente de la calle que hace de todo, «lo que provoca que cuando el conductor entra casi no se puede respirar por el mal olor. En verano se llegan a alcanzar también temperaturas de 50 grados», añadía esta fuente.

En los círculos de trabajadores de la EMT concentrados a las 7 de la mañana, mientras salían los buses para iniciar sus itinerarios, el comentario más repetido era el de las mamparas. Algunos vehículos ya llevan las nuevas, las buenas. Los otros solo llevan las temporales, los plásticos. Los conductores insistían a este periódico que lo mejor para garantizar la máxima seguridad ante la covid-19 es que el pasaje no pueda subir por la puerta de delante.