La defensa de la capitalidad europea de la Innovación por parte de la ciudad de València se ha caracterizado por un hecho insólito: el concejal de Innovación, Carlos Galiana, ejerció la última defensa con un discurso no hablado por él mismo, en videoconferencia. La intervención no iba a cambiar, seguramente, el veredicto técnico, que finalmente benefició a la ciudad belga de Lovaina. Pero se convirtió ayer en fuente de comentarios.

Cada candidatura tenía dos minutos para lanzar un último discurso. Ese turno debía correr a cargo del alcalde de cada ciudad aspirante. Joan Ribó no podía estar presente al estar presidiendo el pleno. Iba a ser Galiana, así estaba previsto desde hacía días, quien sería la cara de la ciudad en su condición de «Councilor» (concejal) de Innovación.

Galiana habló los dos minutos que estaba previsto, un discurso que realmente no pormenoriza en los aspectos técnicos (que ya se han visto previamente), sino en los «espirituales»: el deseo de la ciudad de ser elegida.

Pero la voz no parecía la suya. A lo largo del día sorprendía a todos los que lo escucharon. Finalmente desde el propio ayuntamiento se reconoció que el texto había sido pregrabado a un miembro de Las Naves y que Galiana se lo había aprendido para hacerle un «play back», aprovechando que la mascarilla impedía ver la vocalización.

La explicación dada es que el edil prefería transmitir el mensaje claro más que no hacer aguas con una pronunciación básica, que es la que él tiene. De hecho, la interpretación es completa: hay un momento en el que la voz dice que es «un honor» y él se lleva la mano al pecho. No había turno de preguntas ni respuestas, por lo que no había lugar a que se descubriera que la voz, la entonación o la pronunciación no eran la del edil, sino la de una segunda persona. Fuentes del gobierno municipal mostraban su descontento con la idea, por muy buena intención que tuviera, por no quedar «serio». Se consideraba un error de planteamiento.

Curiosamente, en el momento de darle paso, desde la Comisión Europea, presentan a Galiana como concejal no sólo de Innovación, sino de Educación, Cultura y Deporte.

En cualquier caso, las intenciones no fueron suficientes y la capitalidad 2020, se marcha a Bélgica. Si una ciudad como Lovaina tiene con la etiqueta de innovación hasta su Festival de la Cerveza, se cumplía el augurio de que algunas de las ciudades que competían con València llevaban cuerpos de ventaja. La ciudad belga tiene ya instaurados grandes proyectos de economía, ecología y salud, llevándose, pues, el título y el premio de un millón de euros para seguir creando.

València volverá a presentarse en 2021 (la capitalidad es anual). Así lo anunció Galiana tras conocer el veredicto. La ciudad recibirá cien mil euros para incubar nuevas ideas. «Estamos francamente contentos de haber llegado hasta aquí», aseguró Galiana, que se quedaba, sinsabor aparte, con la visibilidad. «València se ha situado ya en el mapa de la innovación a nivel europeo y esto es un intangible en cuanto a imagen internacional que no se puede pagar con dinero. En tan sólo cuatro meses hemos sido capaces de crear una propuesta que ha llegado hasta la final. Además, no ha sido un proyecto de gobierno, sino de ciudad».

Además de presentarse el año próximo «porque existe la posibilidad de hacerlo dos años seguidos», planteará que las seis ciudades elegidas, Lovaina como Capital Europea de la Innovación 2020 y otras cinco como subcampeonas puedan reunirse en València cuando la pandemia lo permita «para intercambiar experiencias e, incluso, presentar un proyecto conjunto de las seis ciudades al Pacto Verde Europeo».