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Nueva vida para las villas perdidas de la playa de Natzaret

El chalé de Sancho, un palacete de recreo abandonado en el entorno de la zona logística del puerto, será restaurado para albergar un espacio de formación vinculado a la huerta

Nueva vida para las villas perdidas de la playa de Natzaret

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Nueva vida para las villas perdidas de la playa de Natzaret

El chalé de Sancho, destinado a equipamiento, está situado entre el camino del Canal y la desaparecida playa de Natzaret.

El chalé de Sancho, una villa de recreo de finales del siglo XIX en estado ruinoso, ubicado a caballo entre Natzaret y la Punta, tendrá nueva vida. Su propietario, el Ayuntamiento de València, tiene previsto invertir 750.000 euros en la rehabilitación del edificio, incluido en el catálogo de protecciones del Plan Especial para Desarrollo de la Zona de Actividad Logística del Puerto. El chalé, que hace unos años funcionó como recurso de atención a exreclusos, tendrá uso dotacional y formativo relacionado con la alimentación sostenible y la huerta tradicional.

Tras años de abandono y degradación, el ayuntamiento recupera una de las piezas olvidadas del patrimonio histórico de los castigados barrios del sur de la ciudad, que también optan ahora a las ayudas del plan estatal de rehabilitación (ARRU). El chalé de Sancho, que destaca por su escalinata y amplias terrazas con vistas, en su día, a la playa de Natzaret y a la huerta de la Punta que regaba la acequia de Rovella, recuperará así su esplendor, como dejan ver las figuraciones a las que ha tenido acceso este diario.

El chalé de Sancho es uno de los vestigios del conjunto de villas de veraneo que la alta burguesía valenciana se hizo construir a lo largo de la primera línea de la playa de Natzaret al socaire de las corrientes higienistas, cuando ya el frente marítimo del norte de la ciudad, en especial del Cabanyal, había sido ocupado por numerosas villas marineras e instalaciones vinculadas al balneario de las Arenas.

Las villas de la playa de Natzaret guardan relación con el proyecto, nunca ejecutado, de un paseo marítimo para conectar Natzaret con el monte (y actual parque natural) de la Devesa. La proliferación de las villas de recreo y la moda de los «baños de ola» libraría poco a poco al barrio de Natzaret de las connotaciones negativas que arrastraba por haber albergado el lazareto (hospital para tratar enfermedades infecciosas).

Con este proyecto, el gobierno del Rialto, formado por Compromís y PSPV, avanza en la recuperación del patrimonio y la dinamización de barrios que en su día se consideraron periféricos, como Natzaret y la Punta. En este último se recuperó hace varios años el chalé del Doctor Bartual, residencia de recreo del médico valenciano y amigo del nóbel Ramón y Cajal, que pasó allí muchos veranos.

El chalé de Sancho, con una superficie de 564 m2, albergará el proyecto impulsado por la asociación de vecinos del barrio «Fent camí cap a una xarxa alimentària», que desarrollará la delegación de Agricultura.

El chalé se encuentra entre el núcleo urbano de Natzaret y el nuevo cauce del Túria, en lo que hace años fue huerta productiva. Un territorio donde en su día dominó el verde y en el que surgían alquerías y edificaciones aisladas, atravesado además por una red de riego de origen medieval y otra de caminos que articulaba las alquerías y parcelas. Una red hidráulica y de comunicación que se ha perdido en gran parte por la presión de los usos urbanos y las grandes infraestructuras como la estación ferroviaria de Font de Sant Lluís, Mercavalència o la depuradora de Pinedo, que han alterado por completo el paisaje tradicional.

Estilísticamente el chalé de Sancho se enmarca dentro del eclecticismo. Presenta un aspecto sencillo y ordenado, sin excesiva ornamentación. El edificio responde a la tipología de chalet o villa de recreo, con una edificación principal exenta, rodeada de espacio libre, normalmente ajardinado, con el cual establece una relación directa a través de elementos característicos como son las escalinatas, terrazas y cenadores.

Era característica común que estos edificios se elevasen del suelo para aislarlos de la humedad. En el edificio principal, de planta rectangular y dos alturas, destacan la escalinata y sus terraza delantera y trasera. La vivienda disponía de un patio que miraba al mar y otro más grande orientado al oeste. La villa tenía dos accesos, uno desde el Camí del Canal y otro desde el Este, próximo a la playa. Desde el primero se atravesaba todo el jardín a través de un camino central flanqueado por dos parterres con frutales. Al este, el acceso se producía a través de una portada y un jardín con una fuente central de piedra, que aún se conserva.

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