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Se busca chófer para conducir la EMT en tiempos de crisis

La compañía enfrenta la huelga, las pérdidas millonarias por la covid y el juicio por el fraude con un gerente interino y dos directivas apartadas

Los paros parciales están provocando quejas de los usuarios, por las aglomeraciones.

La EMT afronta un final de ejercicio muy complicado en lo social, lo económico y lo judicial. Los frentes abiertos ante la empresa municipal coinciden además con una etapa de falta de liderazgo evidente. El fraude de los 4 millones se ha cobrado hasta 3 víctimas en el organigrama de la empresa municipal: el gerente Josep Enric García, la jefa de Gestión María Rayón -cesada- y la jefa de administración Celia Zafra, despedida. La gestión del robo también ha erosionado mucho políticamente al presidente de la sociedad Giuseppe Grezzi.

Y peor, se ha dado la tormenta perfecta, al empeorarlo todo la epidemia de la covid 19, que con sus efecfos impredecibles en la economía impide planificar con claridad un horizonte financiero fiable para la EMT. Mientras, el adjunto a García, Toni Martínez ha sido revestido con poderes de gerente provisional. Grezzi, Martínez y el resto del equipo de la EMT tienen ante sí tiene retos mayúsculos. Tantos, que literalmente les crecen los enanos.

Esta dirección descabezada en 3 puestos claves, es la encargada de reconducir el conflicto laboral con los trabajadores y acabar con los paros parciales. La tarea más inmediata es hablar con los sindicatos y llegar a acuerdos. La huelga lamina a los trabajadores hoy, por impopular, pero a medio plazo acabará por pasar factura a los jefes políticos: Grezzi y el alcalde Joan Ribó ya que los usuarios acabarán mirando hacia ellos, por las molestias derivadas de las movilizaciones.

La plantilla exige una oferta por escrito para sentarse a negociar y para desconvocar los paros. Pero sobre todo, reclama a Grezzi -y en su defecto a Ribó- que se ponga al volante y empiece a conducir para sacar este gigante autobús del gran atasco donde está.

Este notable emporio donde trabajan más de 1.700 empleados y al que el Ayuntamiento aporta ya una inyección directa de 67,8 millones, no puede seguir parando la ciudad y a los ciudadanos 12 horas diarias cada semana.

Un segundo frente laboral. En el juzgado de lo social, la EMT negocia un posible acuerdo extrajudicial con Celia Zafra para evitar otra posible indemnización. Ese pacto podría acabar con la vuelta a la mercantil, paradójicamente, de quien ha sido acusada por Grezzi y Ribó, en varias ocasiones, de ser la máxima responsable del robo, junto a CaixaBank.

En el plano judicial, se multiplican los problemas. En la vía penal, esta dirección mermada, tiene que seguir con la causa penal que permita aclarar si CaixaBank es responsable subsidiaria de la estafa y por tanto si debe reintegrar el dinero a la mercantil. Y si Zafra cometió algún posible delito, por omisión.

El segundo reto jurídico-mercantil es que la EMT tiene que pleitear ante el Tribunal de Cuentas donde hay abierta una investigación sobre el fraude, a instancias de Ciudadanos, que podría arrojar responsabilidades subsidiarias para los consejeros.

La tercera batalla judicial recién abierta es el contencioso-administrativo que ha iniciado Grezzi para no darle al PP un centenar de documentos.

La cúpula directiva de la EMT,y por extensión el Consejo de Administración, donde Compromís «conduce» con el apoyo del PSOE, tienen ante sí otro marrón. Grezzi y la vicepresidenta socialista Elisa Valía tendrán que decidir cómo manejar la delicada situación económica de la firma que prevé entre 12,4 y 27,2 millones de pérdidas este año por la caída de ingresos derivada de la pandemia. Tanto que Ribó ya anunció que pedirá un crédito de 27 millones para proporcionar músculo financiero a la compañía.

Tanto Grezzi como Valía confían en que el Gobierno de España va a inyectar una ayuda extraordinaria, de esos 1.000 millones de fondos covid para transporte que ha anunciado Pedro Sánchez. Pero si como defiende Grezzi, solo reciben 15 millones, en el peor escenario de sus cálculos, la empresa acabará el año en pérdidas millonarias.

Y por último. Se ha apartado a María Rayón pero ¿ qué se va a hacer con ella? Valía no se fía de despedirla porque ya ha habido dos precedentes de directivos despedidos -el exgerente del PP Andrés Bernabé y la exjefa de recursos humanos Sandra Delgado- que han tenido que ser readmitidos, indemnizados y recolocados. Lo dicho les crecen los enanos.

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