La portavoz del Grupo Municipal Popular, María José Catalá, llevaba unos días dándole vueltas a la conveniencia o no de cumplir con la promesa de aceptar el regalo de cumpleaños que le habían hecho y que, a causa de la pandemia (su aniversario es en marzo), aún no había podido materializar. En realidad, era con la boca pequeña: tenía claro que el domingo, una vez finalizados los compromisos del 9 d'Octubre, se marcharía al aeródromo del Aeroclub de Castelló para lanzarse en paracaídas. Y así lo hizo, generando, como es fácil imaginar, la corriente de simpatía entre sus correligionarios y simpatizantes.

Se subió a la avioneta y, amarrada al instructor -es la fórmula del salto tándem, válida para prácticamente todos los públicos- fue soltada a cuatro mil metros de altura, para marcarse una caída libre durante casi un minuto, hasta que el instructor abrió el paracaídas y completó el aterrizaje suavemente con un vuelo de más de cinco minutos. Consiguió, además, lo que quería: volar cerca de la costa y contemplar así el contraste entre el mar y la tierra. Desde ahí arriba se veía perfectamente el Grao de Castelló, el campo de golf de Azahar y la línea de casas y chalets costeros.

No ha pasado por alto ni siquiera el desprecio por la superstición: iba embutida en un traje especial de color amarillos. «Nuestra tierra es preciosa desde el cielo» aseguraba posteriormente en su reflexión por redes sociales, incluyendo un mensaje: «Ni un reto por afrontar».