En su momento se enamoraron. Se casaron. Hace 25 años tuvieron una primera celebración y ahora, cincuenta años después de compartir un proyecto y una vida, lo vuelven a hacer. Tanto familiarmente como en forma de premio por parte del Ayuntamiento. Pero como los tiempos son difíciles, ha habido que modificarlo. La fiesta que se organiza a los matrimonios que celebran Bodas de Oro se ha reconvertido: de un acto único con baile a unas comidas semi-íntimas. Lo que permita el aforo del restaurante hasta que todos los mayores puedan celebrar el nuevo corte de tarta. Un total de 215 parejas han ido pasando, en grupos de cincuenta, para disfrutar de su celebración íntima.

Los centenarios, uno a uno

Ayer hizo la visita la concejala del ramo, Pilar Bernabé. Va a tener trabajo, porque queda otra fiesta pendiente: el homenaje a los centenarios. Por el mismo motivo, este año no podrá celebrarse el homenaje popular en el Salón de Cristal. Se harán las visitas una a una a los domicilios para entregar el detalle que recibe cada vecino de la ciudad que, este año, ha alcanzado el siglo de vida. En el año más difícil para ellos.

Ayer, las historias se multiplicaban. Como el matrimonio que «me han dicho que celebraron sus Bodas de Oro en el mismo sitio, en el Racó, ahorrando para poder pagarla. Ésta les ha parecido maravillosa». U otra pareja «que iba a celebrar la fiesta a finales de marzo. Les pilló el estado de alarma, por lo que ésta va a ser su celebración. Estaban muy contentos».

Se casaron en 1970. Todavía en tiempos de lunas de miel en Mallorca o de los primeros viajes al extranjero mientras se pagaban las letras del coche. Han vivido juntos los enormes cambios que ha dado la sociedad en un medio siglo intensísimo. «Hubiésemos querido la fiesta de otros años, pero teníamos que primar la seguridad y que sigan celebrando muchos aniversarios. Se lo debemos».