Escalonar la asistencia, acudiendo hoy, mañana o la próxima semana y evitar que las personas mayores acudan, especialmente el sábado y el domingo. El relato, por reiterativo, parece obsesivo, pero no lo es. La visita a los cementerios con motivo de Todos los Santos llega en un momento de contagios desatados, y aunque se han tomado las medidas que marca la legalidad vigente, nadie quiere ver convertida la visita a los camposantos en una incubadora de contagios. Por eso, el concejal Alejandro Ramón lo tiene muy claro: «si es necesario cerrar los cementerios el sábado y el domingo, los cerraremos». Pero para recordar inmediatamente que «es un escenario que no contemplamos a priori. Sólo lo haríamos en el caso de que entraran en vigor medidas más restrictivas y entonces actuaremos en consecuencia. Estamos a expensas de lo que se nos pueda decir».

Es una de las premisas impartidas ayer, durante la visita institucional previa a los grandes días de asistencia a los camposantos. Que una tradición no ponga en peligro la salud, cuando ésta puede adelantarse o retrasarse en el tiempo. Y por eso, las jornadas de jueves y viernes sirven para evitar cualquier sorpresa de última hora y con la seguridad de que, con menos asistencia, menos riesgos. «Llevamos semanas haciendo un llamamiento a la población para que no espere al día 1 de noviembre, que, además, es domingo», ya que «lo que estamos intentando evitar precisamente es que ese fin de semana, ese día 1, se produzca una aglomeración», aseguraba Alejandro Ramón. En el plano emocional es una situación verdaderamente complicada, porque la visita a los cementerios es muy propia de las personas mayores, pero su presencia, ahora mismo, no se recomienda, igual que personas con salud delicada.

El concejal destacaba que, con las sensaciones percibidas, el mensaje de prudencia ha calado, pero sólo se sabrá de verdad cuando lleguen los días grandes. «Algo si que estamos notando. Sobre todo a partir del pasado fin de semana, cuando sí que hubo una gran afluencia de gente» y también «ahora entre semana, a pesar de ser días laborables, sí que se aprecia que la gente en gran parte está adelantando sus visitas».

El detector infrarrojo cerrará las secciones saturadas

La declaración del estado de alarma no ha variado las disposiciones anti-covid. El cementerio general se ha dividido en compartimentos estancos y el aforo se ha calculado dividiendo los metros cuadrados por la «cifra mágica» de 2,25 metros, ésa que marca la distancia de seguridad interpersonal.

El Cementerio General es muy grande. Tanto, que para que esté saturado absolutamente deber haber dentro más de 70.000 personas. Pero para eso se han instalado sensores de infrarrojos que detectarán si alguna de esas cuatro zonas se ha saturado. Lógicamente, preocupan más las que tienen los enterramientos más recientes, los de las últimas décadas. Estas incluyen las dos secciones separadas del Cementerio General, la 20 y 21 y los cementerios de barrios también tendrán aforo limitado, desde los casi 6.000 del Cabanyal a los 423 del Palmar.

La celebración de la festividad de Todos los Santos es el telón de fondo para otra actuación municipal: el acondicionamiento de 63.215 metros cuadrados de zonas ajardinadas en las cercanías del Cementerio General. El concejal Sergi Campillo justificaba que «no hemos querido dejar pasar la ocasión para poner en marcha un dispositivo especial de jardinería, aunque son todo actuaciones ordinarias salvo una plantación de 400 pomos de flores. El embellecimiento podrá verse en la plaza de Santo Domingo de Guzmán, el Bulevar Sur y el jardín de Wangari Maathai, todo ello en los accesos al Cementerio General.