La de Doctor Torrens es una plaza, ahora mismo, malograda. Surgió dentro del proceso imparable de urbanización de la ciudad. Sepultó huertas y barracas y pasó a formar parte del entramado urbano. Lo tiene todo para ser una plaza amable, pero nunca ha sido una plaza fácil y los problemas se han acumulado y ahora se le añade lo que los vecinos denuncian como últimos peldaños en la degradación: botellón, peleas y trapicheo de droga. A lo que hay que sumar aquellos aspectos más habituales, como pueda ser el deterioro de instalaciones o la aparición de ratas en un parque puede que incluso demasiado frondoso, demasiado fácil para que aparezcan roedores a mansalva. Y todo ello en un entorno que tiene parque infantil, pistas deportivas de libre acceso, que también utilizan los colegios o una pista de petanca en la que se reúnen personas de la tercera edad.

Pero ahora las cosas están feas. Tanto es así, que, por ejemplo, ayer cursó una visita la portavoz del Grupo Municipal Popular, María José Català, el senador Fernando de Rosa y los ediles Santi Ballester y Paula Llobet. La interlocución con los vecinos sería algo habitual si no fuera porque, a lo largo del recorrido, fueron demasiado descaradamente seguidos por un par de personas. «Ése y aquel no nos quita ojo» comentaba la concejala popular. Una mujer se encaró con una de las portavoces vecinales, tildándola de «loca».

Pero las imágenes son las que son y también los vídeos, en los que se ven peleas, hombres contra hombres, mujeres contra mujeres. Sin mascarillas, sin distancias y con la complicidad, en calidad de anfitrión, de alguno de los establecimientos.

Doctor Torrens no estaba en los mapas del botellón. No es de jóvenes y no está cerca de alguna discoteca. Forma parte de un combo alcohol y drogas. Demasiada vehemencia en los comportamientos como para ser un pequeño foco sin más.

Català trasladó a los vecinos que presentará mociones en las comisiones de Protección Urbana, Cultura y Deportes y Ecología Urbana para denunciar «la situación de abandono que sufre el barrio y exigir una intervención urgente que incluya un refuerzo de la limpieza, una campaña de desratización y un incremento de la vigilancia policial».