En un mundo de relaciones comerciales cambiantes, el fenómeno Airbnb es uno de los que se ha colado en el día a día del alquiler de viviendas para uso turístico. Ahora ha pasado por el tamiz de la Cátedra de Economía Colaborativa y Transformación Digital, con el apoyo de Las Naves, para sacar conclusiones sobre esta fórmula que ha dado una nueva utilidad a las segundas residencias.

El estudio, elaborado por el investigador Javier Gil, hace un diagnóstico de las principales características de la plataforma de alquiler turístico en la capital valenciana en el escenario pre-Covid con especial atención a la tipología de inmuebles que se alquilan, el grado de profesionalización de la actividad y su concentración espacial, así como su posible impacto sobre el mercado de vivienda local.

Seguramente, el aspecto más llamativo es que los Pobles del Nord es el distrito en el que los precios por noche, en lo tocante a alojamientos enteros, son más altos, con una media de 88,56 euros, mientras que Benicalap, con 52,52, tiene las estancias más baratas. Sorprende, además, porque son dos distritos que equidistan del que podría ser, que tampoco, un polo de encarecimiento, Feria València, y sin embargo, acogen los dos extremos. La media es de 76 euros, banda en la que se mueven zonas como Camins al Grau, Algirós y Extramurs.

La sorpresa en Pobles de l’Oest

Los alquileres por habitación, por lógica más baratos y más en la línea de las «pensiones», tampoco hay trazada una línea de lógica, puesto que los más caros son en los Pobles del Sud (con una media de 58 euros) y las más baratas, Pobles del Oest con 23,5. Otro dato que sorprende, porque es verdad que el visitante a Feria no es proclive a alquilar una habitación -se prestaría más la hotel y al edificio entero- y sólo cabría interpretarlo, pues, por la vertiente turística, al estar alejado de cualquier polo de interés. Cosa que, por contra, choca con el alto premio en los Pobles del Nord de los alojamientos enteros, salvo que lo encarezcan casas de campo.

En València existen 7.203 anuncios de hospedajes activos en la aplicación Airbnb, lo que la sitúa en el tercer lugar de ciudades de España con más presencia en esta plataforma. Se trata de 27.490 plazas, 12.884 habitaciones y 17.938 camas. Ello añade 1.230.824 pernoctaciones turísticas más al año.

La lógica de la ubicación

Siguiendo, aquí sí, la lógica turística, Ciutat Vella y Poblats Marítims concentra el 42 por ciento de las plazas.

Los inmuebles más rentables son los que alquilan una única vivienda y va decreciendo conforme es más grande. Una casi «pensión», una casa de cuatro habitaciones, tiene una rentabilidad anual de 3.821 por habitación, mientras que las de una única habitación alcanza los 8.438, mucho más en términos relativos.

Lozano piensa en el «Reviure»

En el informe se aprecia también una concentración de dueños de viviendas. El 28% de los anfitriones controla más de la mitad de las viviendas ofertadas en la plataforma (un 58%). Y el 3% de los anfitriones tienen 6 o más anuncios publicados y generan un tercio del total de ingresos de la ciudad.

Los parámetros en los meses siguientes al inicio de la pandemia estarían totalmente fuera de contexto y habrá que esperar a el restablecimiento de una normalidad consistente para contemplar la evolución del mismo.

Y en ese contexto es donde la concejala de Vivienda, Isabel Lozano, quiere conseguir espacio para el programa Reviure, de alquileres asequibles para personas en situación de vulnerabilidad. De hecho, a colación de este estudio considera que la nueva realidad del sector se convierte en «una oportunidad para que las viviendas de alquiler vacacional puedan pasar a residencial y se produzca un equilibrio entre los do modelos» y aseguró que había iniciado contactos para que «viviendas sin uso por falta de turismo se incorporaran al programa». «Hay gente con dificultades para acceder al alquiler residencial y a tener una vivienda en condiciones dignas y ésta es una oportunidad para plantear el modelo».