La sección en el Reino de Valencia de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén de la Lugartenencia Oriental de España celebró la fiesta de la Virgen de Palestina con una Misa presidida por el Cardenal Arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares Lloveras, y a la que asistió el Lugarteniente General, Juan Carlos de Balle y Comas, quien es miembro de la Real Hermandad del Santo Cáliz (Cuerpo de la Nobleza Valenciana), llegado expresamente para el acto desde Barcelona, oficio celebrado en el altar mayor de la Catedral de Valencia. El guión enseña de la Orden figuró en sitial distinguido, a la izquierda del presbiterio, durante el acto.

Concelebraron con el prelado los capellanes de la Orden Valencia, canónigos Alvaro Almenar, celador del Santo Cáliz, y Miguel Bou, tenor de la catedral, y el capellán castrense teniente coronel, Jorge Olcina. Presentes estuvieron una nutrida representación de Caballeros y Damas de la Orden –guardándose todas las medidas de seguridad por la pandemia- encabezados por el presidente de la Sección de Valencia, Fernando de Rosa, quien leyó la Epístola y Salmo de la Liturgia de la Palabra. El Caballero y Letrado, Carlos Verdú Sancho, leyó la Oratio Fidelium donde se pidió por la Orden, Tierra Santa y España.

El cardenal Cañizares pronunció una bella homilía en torno a la Virgen de Palestina y en la bendición animó a los presentes a seguir en su noble acción en favor de Tierra Santa y los cristianos de Palestina. Al término de la Misa, el Lugarteniente General, desde el ambón del presbiterio pronunció la Oración a la Virgen de Palestina, junto con los presentes.

A destacar el éxito de la colecta extraordinaria organizada por la Dama Secretario, Mari Carmen Vidal, en favor de las obras que sostiene la Orden en Tierra Santa hecha durante el ofertorio de la Liturgia Eucaristíca donde se alcanz ó la cifra de 6.000 euros, que han sido entregados a la Orden. En representación de la Orden de Malta, asistió Salvador María de Lacy y Pérez de los Cobos, y de la Orden de Caballeros de Santa María del Puig, Quintiliano Pérez Monedero.

En todas las Lugartenencias de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro, la fiesta de Nuestra Señora, Reina de Palestina. Fue el Patriarca Luigi Barlassina (1920-1947), con motivo de su entrada solemne en la Basílica Catedral del Santo Sepulcro, el 15 de julio de 1920, y de la consagración de la Diócesis a María, cuando la invocó por primera vez con el título de “Reina de Palestina”.

El vínculo particular de Nuestra Señora, Reina de Palestina, con la Orden de Caballería del Santo Sepulcro remonta al pontificado de san Juan Pablo II. En 1983, 50 años después de la institución de la fiesta, san Juan Pablo II – dirigiéndose a los Caballeros y Damas de las Lugartenencias de Italia septentrional y central – les exhorta a ser testigos de Cristo en la vida diaria y continuar la obra de la Orden en Tierra Santa bajo la protección de Nuestra Señora.

Diez años después, en 1993, el Gran Maestre de la Orden, el cardenal Giuseppe Caprio, pidió a san Juan Pablo II la elección de Nuestra Señora, Reina de Palestina, como patrona de la Orden. El Santo Padre respondió el 21 de enero de 1994 con un decreto que lo acordaba.

La Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, que cuenta con 30.000 miembros en todo el mundo, fue creada por Godofredo de Bouillon tras conquistar Jerusalén en el año 1099 durante la Primera Cruzada para la defensa de los Santos Lugares. En España “es el único lugar del mundo en el que ha existido ininterrumpidamente desde su fundación”.

En la actualidad, el fin espiritual y social de la Orden es “ayudar a las instituciones caritativas y sociales de la Iglesia Católica en Tierra Santa, particularmente, las del Patriarcado latino de Jerusalén” y su fin asistencial es “defender la fe cristiana en Tierra Santa y la conservación de los Santos Lugares”.

La Orden mantiene 70 parroquias y cerca de 50 colegios en los que atiende a cerca de 30.000 estudiantes, de los cuales alrededor de 10.000 son cristianos y la mayoría, de escasos recursos.

En Valencia, su sede histórica fue la desaparecida Iglesia Colegiata de san Bartolomé, donde estaba la capilla del Santo Sepulcro, sobre la que fue construida. Actualmente, la Colegiata mantiene el nombre y recuerdo en otro emplazamiento donde hay una reliquia del Santo Sepulcro de Jerusalén.