Tuve la misma corazonada en la visita a las obras del futuro Centro de Arte de Hortensia Herrero que cuando entré por primera vez en la ruinosa fábrica de Bombas Gens recién adquirida por José Luis Soler y Susana Lloret. Ver aquella montaña de escombros insalubres, muros ennegrecidos por el fuego e inminente amenaza de derribo, y después de años de obras contemplar el mismo espacio como ejemplo de buen arte, reconcilia la esperanza. Recuperado el conjunto fabril de Marxalenes, la rehabilitación del Palacio Valeriola supone la intervención más sobresaliente en Ciutat Vella de los últimos cien años. El trabajo del estudio de arquitectura ERRE, junto con arqueólogos, restauradores, artesanos y paisajistas demuestra la capacitación profesional de la sociedad valenciana. Encaramados en la cuarta planta, justo antes de entrar en la andana arcada y contemplar las vistas al patio de la iglesia de Sant Joan de l’Hospital, los restos del circo romano y los perfiles de la València judía, musulmana, cristiana y civil es de una monumental belleza. Le estaré siempre agradecido a José Martí por sus didáctico recorrido, porque más que el arquitecto que dirige las reformas, parecía Arnau Estañol, el protagonista de ‘La catedral del mar’, la novela de Ildefonso Falcones que tan bien adaptó Rodolf Sirera como serie televisiva. El trabajo sin pasión es un sinsentido.
Tumba romana singular.
Las excavaciones arqueológicas muy bien documentadas por Tina Herreros han descubierto restos cerámicos, una cabeza de caballo, 22 enterramientos y una sepultura del siglo III d.C. con el esqueleto de una joven de unos 12 años que tenía una pequeña botella de cristal para perfumes a sus pies. La tumba estaba cubierta con tégulas trabadas con mortero, sobre la que había una plataforma de opus signinum (tejas partidas en trozos pequeños y mezcladas con cal). Como saben los historiadores es un hallazgo inusual, por el lugar, la cronología y las peculiaridades del enterramiento. También se ha localizado un horno bajomedieval con abundante cerámica de cocina, por lo que se deduce que estaba dedicado a la producción de alimentos. El Centro de Arte Hortensia Herrero aumentará el interés del Palacio Valeriola, pues como sostiene Herreros dispondrá de una serie de elementos singulares que solo se van a poder ver en la calle del Mar.
Nunca he tenido un especial interés por las piedras, pese al notable esfuerzo que hacía Pere Pau Ripollès en sus clases de arqueología, quizás porque entonces no estaban tan desarrolladas las imágenes en 3D que tanto bien hacen ahora para contextualizar. Siempre presto más atención a las personas, pero mantengo íntegra mi admiración por el urbanismo sostenible.
«Ballant el vals».
Ovidi Montllor sostuvo una relación distante con València. No sé si es por la revolución industrial, pero los de Alcoi han tenido una conexión directa con Barcelona, donde lo traté antes de morir. Estaba pendiente del que pasaba aquí. Preguntaba y cuando bajaba tenía información privilegiada. Se fue de «vacaciones» un 10 de marzo de 1995 por un maldito cáncer de esófago que lo deterioró en exceso al final. Además de un actor particular, escribió magníficos poemas, tocado por la magia de los nativos de Mariola y por ese espíritu libertario que comparto. Por eso agradezco el homenaje que el Institut Valencia de Cultura de Abel Guarinos le ha preparado, porque ante la tentación identitaria se centró en su creación. El Principal acogió los dos primeros conciertos de la gira que luego va a Alicante, Castelló y Alcoi. La dirección escénica de Rafa Jordán fue emotiva y Vicent Colonques entendió muy bien el relato musical. Ver a las nuevas voces como Smoking Souls i Tesa o Prozak Soup interpretar sus canciones da continuidad a la voz de Ovidi, como insuperable fue la interpretación de Mireia Vives y Borja Penalba de la mítica ‘Homenatge a Teresa’, aquella indigente que «un bombardeig la tornés boja». Ahora ambos descansan juntos en el panteón ilustre de Alcoi Lluís Vidal «l’un per ser famós i l’altra per ser completament desconeguda han acabat al mateix lloc».
Veracidad.
Luis García Montero escribía ayer que hay gente que confunde la libertad con la ley del más fuerte y la dignidad con el derechos a imponerle al otro sus creencias. Uno de los protagonistas por ascendente de la semana, hablaba de la eutanasia, pero se puede aplicar a todo. Incluso al modelo, en el caso que lo hubiere, de esta València probotánica. Al acuerdo mayoritario que el carril bici ha mejorado la movilidad, ahora solo se busca un populismo elitista. Se equivoca el alcalde, que gestiona el ayuntamiento como Beirut, sin conexión entre áreas y con un supremacismo muy sospechoso que tenga algo de progresista. Da igual, pero alguien debe explicar porque se sigue penalizando las terrazas de Ciutat Vella y Russafa, pero en cambio en la excelentisima plaza de Patraix hay barra libre.S
