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Tribuna

¿Puede València ser patrimonio de la Unesco?

¿PUEDE València SER PATRIMONIO de la UNESCO?

Primero, tenemos que ser lo más estrictos posible en aplicar las normas de las autoridades sanitarias, para erradicar cuanto antes los brotes de esta pandemia que tantas desgracias de todo tipo nos está produciendo.

Después, hay que ponerse manos a la obra para la reconstrucción social y económica de toda la ciudad, que debe ser cosa de todos, tanto instituciones públicas como privadas, para que el pulso ciudadano recupere su nivel habitual.

Hay una ingente labor por delante, pero afortunadamente València cuenta con una gran cantidad de patrimonio de toda clase, que es inherente a nuestra tierra y al pueblo valenciano. Por eso, pensemos que a medio plazo nuestra ciudad pueda optar a ser declarada en su conjunto, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, del mismo modo que ya lo han sido otras poblaciones españolas con anterioridad, tales como: Alcalá de Henares (Madrid), Ávila, Baeza (Jaén), Cáceres, Córdoba, Cuenca, Ibiza, Mérida (Badajoz), Salamanca, San Cristóbal de la Laguna (Tenerife), Santiago de Compostela, Segovia, Tarragona, Toledo y Úbeda.

No podemos perder este tren, de poner en valor actual el diverso y numeroso bagaje patrimonial con que cuenta nuestra ciudad y que trabajando sin prisas pero sin pausas, podemos a medio plazo presentar la candidatura de la ciudad de Valencia, para que opte a ser declarada en su conjunto como ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Ya contamos con esta importante distinción a nivel individual con el monumento singular de la Lonja de los Mercaderes, el Tribunal consuetudinario de la Aguas de la Vega de Valencia y como Patrimonio Inmaterial la Fiesta de las Fallas, de gran calado internacional.

Pero además, debemos ser conscientes del extenso patrimonio de todo tipo con que cuenta nuestra urbe y que debemos actualizar, conservar, recuperar, rehabilitar y revitalizar hasta culminar con un modelo de ciudad del que nos sintamos orgullosos y a la vez resulte netamente atractivo para un turismo de calidad, generador de riqueza inversora y de creación de puestos de trabajo.

Repasando muy sucintamente este variado patrimonio cabe destacar lo siguiente:

-Esa fértil huerta que rodea València y que a la vez resulta un auténtico pulmón verde tanto en las pedanías como en las numerosas poblaciones del área metropolitana, con sus singulares barracas y alquerías que todavía existen.

-La Albufera de València y su frondosa pinada, máximo exponente de un singular patrimonio igualmente natural.

-Monasterio de San Miguel de los Reyes, recientemente restaurado, calificado por muchos como «El Escorial Valenciano».

-La Ciudad de las Artes y las Ciencias, con su impresionante arquitectura vanguardista.

-La fachada marítima, con su importante patrimonio náutico de la Marina Real, sus doradas playas de fina arena, el Paseo Marítimo, la dársena del Puerto y los recoletos barrios del Distrito Marítimo, que poco a poco comienzan a ser revitalizados, dando su singular visión arquitectónica a cada uno de ellos.

-El Jardín del Turia, que oxigena la ciudad, siguiendo el antiguo cauce del río Turia, lugar idóneo para espectáculos veraniegos y espacio limpio para paseantes y deportistas, conjugando este patrimonio verde con los puentes históricos de la ciudad de València.

-Numeroso patrimonio museístico extendido por todos los barrios: entre ellos el de la Semana Santa Marinera, el del Arroz, el chalet de Blasco Ibáñez en la Malva-rosa, el Museo de la Historia de Valencia, el Museo de la Ciudad, el Museo Fallero, el Museo natural del Jardín Botánico, el Museo de San Pío V, el Jardín de los Viveros en una de cuyas alas están soterrados los restos del antiguo Palacio Real, el recientemente inaugurado Museo de Arte Bombas Gens, aprovechando los amplios espacios de la antigua fábrica, etc.

-El Palacio de la Música con su peculiar arquitectura nórdica, el Palacio de Congresos y la Feria de Muestras, que albergan importantes eventos nacionales e internacionales.

-Y como Joya de la Corona, el Centro Histórico de Valencia, uno de los más grandes de Europa, compuesto por seis barrios: El Carmen, Velluters, El Mercat, Sant Francesc, la Seu y la Xerea, cada uno con su idiosincrasia propia, sus peculiares y también numerosos contenedores museísticos, sus vestigios que denotan sus orígenes y la impronta plasmada por las distintas civilizaciones de nuestra ciudad, que ya ha iniciado su tercer milenio, sus monumentos donde sobresalen las Torres de Serranos y de Quart, sus casas nobles y sus palacios, su patrimonio religioso con sus majestuosos campanarios, donde sobresalen la catedral con la inestimable reliquia del Santo Cáliz y la Basílica de la Virgen de los Desamparados con la famosa bóveda ovalada de Antonio Palomino, su trazado urbanístico que afortunadamente se conserva en muchas zonas y, como no, las tradicionales fiestas de barrio con su peculiar idiosincrasia.

En definitiva, seguro que algo se queda en el tintero. Pero aún así ¿no les parece mucho lo que podemos ofrecer para optar a que València en su conjunto sea reconocida como Patrimonio de la Humanidad? .

Para ello, sólo necesitamos un poco de tiempo, trabajar coordinadamente y poner una buena dosis de ilusión y voluntad cívica e institucional.

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