La Cabalgata, Llegada o Recepción de los Reyes Magos no iba a generar, ni la dimisión de Carlos Galiana ni su reprobación ni la de Joan Ribó. Pero volvió a convertirse en un intercambio de críticas entre el edil y la oposición, dentro del ya de por sí crispado debate. Que acabó, además con acusaciones mutuas de malas prácticas, cuando no de delitos. María José Catalá vio "calumniado e injuriado" su grupo porque Galiana le acusó de haber accedido a la contratación de los autobuses de forma poco lícita. Y Galiana se preguntó entonces si no le estaban acusando "de prevaricación, siendo falso" por la adjudicación de los contratos de animación. Entre medio, un debate previsible: críticas por el desatino del acto celebrado la noche del 5 de marzo por parte de la oposicion y críticas de vuelta de Galiana por lo que considera cascada de datos erróneos vertidos con motivo de esas críticas.

La portavoz del PP empezó cuestionando esos contratos porque "no se acredita cómo hizo la "invitación" a presentar ofertas las tres empresas. Uno podía pensar que es un chiste de Eugenio. Un militante de compromís, un amigo y uno de no existía". Y cuestionó la "cabalgata irresponsable. ¿Alguien va a asumir responsabilidades? ¿Era necesario el show cuando el virus estaba descontrolado? Jugaron a la ruleta rusa y no les ha salido y no hay nada peor que persistir en el error y buscar los culpables en otro lugar". Le añadiría después que "su problema no es la oposición. Usted tiene más problemas en su gobierno, en su grupo y hasta en su alcalde, que ya anuncia que volverá el señor Fuset a su puesto".

Gosálbez, de Vox se refirió al acto como "una ocurrencia con alfombra roja" y reclamó que se le retiraran las competencias a Galiana "y darlas a otra persona con más sensibilidad".

Para Amparo Picó, de Ciudadanos, fue una "cabalgata encubierta y engañosa. Los hechos hechos hablando por sí solos: no están preparados y no son dignos de representar. Asuman su responsabilidad".

"Haga lo que haga, sé que seré criticado"

Galiana aplicó que la mejor defensa es un buen ataque. Refiriéndose a Catalá le dijo que "haga lo que haga, sé que seré criticado. Si hago, porque hago; si no hago, porque no hago". Aseguró "lamentar, si, lo lamento" los "nueve minutos de concentración de gente" y reiteró que no es que el acto estuviera desautorizado. "el acto no estaba prohibido. Se recomendaba no celebrar acto con concentración de público". Y entonces pasó al contraglope. "Esta campaña de barro para desacreditarme s ehace para tapar la nueva pieza de Taula en el PP". De las empresas participantes en el concurso dijo que "con una de ellas no he tenido ninguna relación laboral. La otra, estando el PP facturó un millón de euros". Y rescató las críticas recibidas por el exceso de contratos menores. "Sus cifras son mentira. Dicen que son 105 y he firmado 49". A Fernando Giner, de Ciudadanos, le recordó "el mitin de Albert Ribera. Usted pidió permiso para una tarima y montó la que montó (dijo, exhibiendo una foto). Entonces no pedimos su reprobración por imprudencia". Y a Vox, que "ustedes son los que dijeron que la manifestación del Día Internacional de la Mujer fue una bomba vírica que causó 35.000 muertes".

Catalá, cuando exigió la disculpa de Galiana

Pero luego subió el tono. Galiana acusó al PP de desvelar la contratación de los autobuses y filtrarlo a los medios de comunicación. "Era el secreto mejor guardado, ustedes acceden y lo filtran. ¿Querían la foto de la que todos hablan?". Catalá se enfadó: "a lo que accedimos fue a la información que es pública. Está usted imputando un delito de injurias y calumnias. Espero que rectifique ahora mismo. A lo que Galiana le contestó con el mismo argumento. "¿Y de qué me está acusando usted? De prevaricación. ¿Rectifica usted?".

Nadie rectificó, Joan Ribó cortó los turnos que estaban ya fuera del orden reglamentario (no le permitió a Carlos Mundia intervenir por alusiones en el punto siguiente) y la votación dejó las cosas como estaban. Como era de prever.