Las reprobaciones a Sandra Gómez y Carlos Galiana quedaron en lo que estaba previsto: en un intento condenado al fracaso por mor de la aritmética y con la intención, en todo caso, de desgastar a la vicealcaldesa y al edil de Cultura Festiva por lo que la oposición consideraba actuaciones inadecuadas.

La moción contra Sandra Gómez la había presentado Vox y finalmente la apoyó en intervenciones el PP. Fundamentada en la ya famosa imagen de la Virgen dando a luz a Jesús.

El portavoz de Vox, José Gosálbez, la de vivir «acomplejada con Ribó». Le cuestionó si «hará lo mismo cuando llegue el Ramadán» y le acusó de una publicación que es una «falta de respeto y luego se pone la mantilla». María José Ferrer San Segunto endureció el mensaje al decirle que «pensé que le había fallado la templanza, que nos puede pasar a todos. Pero en lugar de rectificar, hizo todo lo contrario: una huida motorizada hacia adelante y una gira televisiva nacional. Esto es como querer ganar la alcaldía yendo a la Isla de las Tentaciones».

No le gustó nada a Sandra Gómez las críticas. Contragolpeó sacando las vergüenzas de políticos de Vox con mensajes de marcado tinte machista pronunciados por hombres y mujeres de esa formación y, por extensión, le criticó a San Segunto que el PP se hubiese adherido a la reprobación a la vez que exhibía el mural feminista que el ayuntamiento de Madrid quiere eliminar de un colegio público.

Con la Cabalgata de Reyes había peticiones de reprobración y dimisión deCarlos Galiana por parte de los tres partidos de la oposición. El debate empezó siendo una serie de reproches («¿Era necesario el show cuando el virus estaba descontrolado? Jugaron a la ruleta rusa y no les ha salido y no hay nada peor que persistir en el error y buscar los culpables en otro lugar» le dijo María José Catalá. Galiana se defendió reiterando que el acto no estaba prohibido y que el error fueron «los nueve minutos» de concentración de público. Para acabar con un cruce de acusaciones: El PP a Galiana de «calumnias e injurias» y éste, de insinuar «prevaricación». Un rifirrafe dentro de un día tenso.