«Estaba ocupada pero el estado no era malo del todo. Prueba de ello es que se han podido rescatar elementos de carpintería y el mecanismo de algunas puertas». En el año 1922, un joven Javier Goerlich estrenaba su condición de arquitecto municipal. Y también completaba trabajos. Como la casa de Reina, 131. Una unifamiliar que, junto con su opuesta en la calle Barraca, forma parte de la serie de inmuebles de propiedad municipal que, adquiridos a sus antiguos dueños, van rehabilitándose para su incorporación a la oferta de alquiler asequible de la concejalía de Vivienda. A las dos familias que les correspondan les tocará verdaderamente la lotería. Pagarán sobre 400 euros por un alquiler que, en el mercado libre, debería estar sobre los mil. Casa «de pueblo» y reformada de arriba a abajo. Una vivienda que da un soplo de vida a la «zona cero». Se salvó de la acción de la piqueta cuando la avenida de Blasco Ibáñez amenazaba con tocar arena de playa y ahora queda ya «para entrar a vivir». Una en planta baja y otra en piso superior. Con una y dos habitaciones, respectivamente.

A lo largo de los meses anteriores, el proyecto desarrollado por Lola Bataller y Noelia Falcón la ha devuelto a la vida. Desde que se derribó el muro que tapiaba su puerta principal. La actuación, una vez liberada de mugre, ha permitido recuperar gran parte de elementos, de los que las baldosas son una de sus principales características. Allá donde se ha podido aparecen grandes estructuras de mosaico, el conocido como «Nolla de los pobres». Ya quisieran miles de viviendas pisar ese particular «quiero y no puedo».

El renacer de un tesoro de Goerlich

La reforma ha eliminado estancias añadidas a posteriori. Por ejemplo, la antigua cocina, que se ha transformado en terraza, con lo que la vivienda gana en luminosidad. En los interiores, tal como sucede con la Caseta Blava, salón y cocina se integran en una misma pieza.

Puertas de madera con sistema corredizo, recuperado y rehabilitado, marcos incorporados directamente a la estructura y alturas increíbles dan valor al inmueble, porque son recuerdo de lo que eran las casas de hace un siglo, sin trampa ni cartón. El de la planta baja ha desnudado sus vigas de madera «que son excepcionales. Se ha hecho un gran esfuerzo por preservar la carpintería». Entre unas y otras asoman bovedillas con pinturas «que descubrimos al romper el falso techo».

El renacer de un tesoro de Goerlich

El alquiler asequible es una fórmula municipal de la delegación que dirige la concejala Isabel Lozano para permitir el acceso a vivienda de familias con recursos limitados. Medio centenar de familias aspirantes han pasado el corte definitivo en la convocatoria de 2021, que tiene preparado un parque de casi treinta inmuebles. Incluyendo un tesoro del primer Goerlich.