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El censo de palomas cae un 31% por el uso de piensos esterilizantes y la covid

La ciudad contaba con 24.816 ejemplares en 2020, mientras que en 2018 la cifra era de 36.000 Parte de las aves se han marchado a zonas de huerta al escasear la comida por el confinamiento

El censo de palomas cae un 31% por el uso de piensos esterilizantes y la covid

El censo de palomas de València sigue reduciéndose desde que en 2018 se puso en marcha el control ético de la población de estas aves. En solo 2 años, se ha pasado de los 36.000 ejemplares que se contabilizaron en ese momento a los 24.816 que se han registrado en diciembre de 2020. Esta reducción del 31% en la población de estas aves en la ciudad se debe a dos factores importantes: el uso -con éxito- de los piensos esterilizantes y la huida de una parte de esos animales hacia zonas de huerta o del extrarradio para buscar comida, durante los meses del confinamiento.

La concejalía de Bienestar Animal del Ayuntamiento de València, encabezada por Glòria Tello, inició en el anterior mandato una política de «gestión ética» de las palomas en la ciudad. El consistorio lleva a cabo proyectos basados en el bienestar animal como el uso de piensos esterilizantes colocados en 16 dispensadores distribuidos en diferentes zonas de la ciudad. Estos dispositivos funcionan automáticamente para controlar la población de palomas, tasada en 30.000 ejemplares, unos 675 por km² en 2019 respecto a los 36.000 contabilizados del año 2018, según apuntaba un estudio realizado por Lokímica, empresa contratada por la concejalía para controlar esta especie.

Esta nueva política redujo en un 20 % la población de estos animales en un solo año. Sobre todo, disminuyó en las cuadrículas alojadas cerca de los lugares donde se ubican estos dispensadores.

Por ello, se colocaron 16 dispensadores de pienso esterilizante en edificios municipales como el Centro de Servicios Sociales de Quatre Carreres, en el Mercado del Cabañal, el Centro de Juventud de Algirós, el Centro de Servicios Sociales Amistad, el Polideportivo de Benimaclet, el Centro de Servicios Sociales Salvador Allende, la Biblioteca de Carmelina Sánchez Cutillas, el complejo Cultural La Petxina, el Centro de Servicios Sociales Olivereta, el Centro de Servicios Sociales Patraix, la Biblioteca Germana de Foix, el Mercado Municipal Ruzafa, la Universidad Popular Malva-rosa, el Mercado Central, la Catedral y el Laboratorio Municipal.

Otro hecho que también redujo el número de palomas durante 2019 y 2020 es el análisis de predadores naturales de las palomas dentro de València. Además de los tradicionales gatos o la reducida población de aves de presa, que tiene un impacto limitado en las palomas, se observó un número mayor de aves oportunistas como las gaviotas, que aprovechan el abundante recurso alimenticio que suponen las palomas, a las que solo devoran la zona pectoral y atacan para quitarles comida.

Ya en mayo de 2018, Glòria Tello recordaba que hasta 2015 «las palomas en el Ayuntamiento de València eran gaseadas y asesinadas en grandes cantidades» porque se destinaban al tiro a pichón pero el entonces Govern de la Nau entendió que «esto no podía ser» y decidió cambiar a este modelo de gestión ética de la población. Recientemente, en Radio Valencia, Tello hablaba de este asunto y recordaba que durante el confinamiento y en los meses de restricciones de movilidad, se ha producido este fenómeno de que parte de estas aves urbanas se han visto obligadas a emigrar hacia zonas de huerta. Esto se debe a que hay menos público en calles, plazas, parques y jardines para alimentarlas, y para sobrevivir, no tienen más remedio que desplazarse. Por ende, las gaviotas también se han movido al centro de la ciudad y su presencia ha ahuyentado a las palomas.

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