Mil personas están en espera para comprar casas del Plan Cabanyal

El interés del pequeño inversor por el Cabanyal sigue al alza, pese a la pandemia y alentado por las obras de regeneración urbanística, que acaban de culminar la renovación de una veintena de calles del barrio. La sociedad Plan Cabanyal, creada en la anterior etapa del PP para comprar y derribar casas para la prolongación de Blasco Ibáñez y reconvertida por el gobierno local progresista en oficina para la regeneración urbanística del barrio, tiene casi un millar de personas en lista de espera para comprar una de las casas de titularidad pública del barrio.

La sociedad ya ha cerrado el lote de inmuebles que saldrán, previsiblemente en breve, a subasta y cuyos ingresos costearán otras intervenciones de mejora en el barrio, como la promoción de viviendas de realojo para los vecinos de los Bloques Portuarios, que será derribado. En total, está previsto que salgan a subasta más de 20 inmuebles, según informaron fuentes de plan Cabanyal.

La novedad en esta nueva subasta (la sociedad ha llevado a cabo ya otras dos subastas en 2016 y 2017) es que se incluirán antiguas naves industriales y talleres que podrán reconvertirse en vivienda. Las casas de tipología modernista que la sociedad y el ayuntamiento tienen en el barrio, se van a reservar, de momento, como bolsa para aumentar el patrimonio público de vivienda pública de alquiler. En la próxima subasta plan Cabanyal se desprenderá del patrimonio con menos salida como vivienda social. Casas o viviendas propiamente dichas se subastarán cuatro, una de ellas en la calle Lluìs Despuig. Se incluirán también varios solares edificables.

La posibilidad de reconvertir espacios industriales en desuso en vivienda se ha convertido en tendencia en barrios con déficit de pisos y mucha demanda como Russafa, donde la llegada de nuevos vecinos ha puesto al barrio al borde de la gentrificación. Los bajos y talleres que durante muchos años funcionaron como bazares en el multicultural barrio de Russafa se han ido reconvirtiendo en viviendas tipo estudio o loft. Artistas, arquitectos, diseñadores y otras profesiones liberales han reconvertido este tipo de edificios en espacio de trabajo o de residencia. Podemos es un ejemplo. La formación morada abrió en 2016 su sede en València en un antiguo taller de Russafa. A lo largo de la década de los 90 y principios del 2000 el proceso de despoblación de Russafa que empezó en los años 70 se frena y empiezan a instalarse en el barrio inmigrantes, fundamentalmente magrebís, chinos y latinoamericanos, que ocuparon locales y bajos comerciales cerrados, entonces, a precios asequibles. A partir de 2009, Russafa empieza a ser colonizado por nuevos vecinos atraídos por su arquitectura y por locales de hostelería al socaire de las intervenciones públicas de reurbanización de las calles y mejora ambiental. Russafa se convirtió entonces en un barrio de moda, con cierto aire bohemio, que atrajo a artistas y diseñadores, que reconvierten bajos y comercios en lugar de trabajo y vivienda.

Ahora el Cabanyal, donde las cicatrices que dejó el anterior plan de la prolongación de Blasco Ibáñez, en forma de edificios ruinosos y solares abandonados, aún son visibles se encamina por un proceso similar. La demanda de vivienda supera ya la oferta disponible, plan Cabanyal ha encontrado una fórmula, a la que en principio no ha puesto reparos la Conselleria de Vivienda, en manos de Podemos, reacia a vender el patrimonio público, para dar respuesta a las personas interesadas en trasladarse al barrio con la venta de bajos, almacenes y talleres que podrán albergar nuevos usos residenciales, estudios de diseño o talleres de artesanía que ayudarán a dinamizar el barrio.