La prolongación de la Alameda fue escenario de una escena insólita: una dotación del cuerpo de bomberos se trasladó, con un vehículo con escalera, para intentar rescatar un guacamayo, que se había escapado del domicilio de sus dueños y se había posado en uno de los árboles de la mediana de dicha avenida.

La situación ha causado sorpresa, porque el relato que se hace es que, tal como era previsible, al intentar acercarse a él, el loro emprendió nuevamente el vuelo, para llegar «por sí mismo a donde estaban sus amos». La imagen sorprende porque se ve un vehículo con dos miembros del servicio en la cesta acercándose cautelosamente, mientras la vía está cerrada al tráfico -aunque se trata de una zona de la Alameda con escasa presencia de vehículos-.

El intento de rescate ha sido inmortalizado por el propio cuerpo, aunque también ha generado dudas de si era necesario trasladar un vehículo y hacer semejante despliegue para intentar rescatar un ave que no estaba atrapada y que cabía en lo posible que emprendiera el vuelo. El guacamayo es un ave de zonas tropicales, conocido por ser ruidoso.

Esta acción se produce después de que en Burjassot se haya producido una situación parecida, con la presencia de efectivos de bomberos, policía y Protección Civil para intentar rescatar a una gata atrapada en una casa semiabandonada, y que finalmente salió por sus propios medios.