Un empacho de cangrejo en la Albufera

El Tancat de la Pipa muestra cómo las garzas devoran masivamente la especie invasora en el parque natural

Los restos de cangrejo que muestra el Tancat de la Pipa a efectos didácticos

Los restos de cangrejo que muestra el Tancat de la Pipa a efectos didácticos

Moisés Domínguez

Una ración de cangrejos que es mucho más que un aperitivo. Un banquete en toda regla. Y se los comió una garza en la Albufera. Así lo ha mostrado el Tancat de la Pipa en una de sus disertaciones didácticas con las que instruye sobre el día a día del Parque Natural. En esta ocasión se ha detenido en el hallazgo de dos egagrópilas, con las que ha descubierto el papel que desarrolla una especia invasora como es el cangrejo rojo americano.

La egagrópila sería lo contrario a "hacer de vientre". Más bien, "hacer de buche". Es material que no llega a cubrir todo el recorrido digestivo. Por su dureza, por se imposible de digerir y, en lugar de llegar a los intestinos, se expulsa nuevamente por el pico. En este caso, caparazones. Y con otros animales, huesos, dientes, pelo... no es un vómito propio de un empacho, puesto que tiene consistencia compacta y es un proceso normal y natural. Ya Félix Rodríguez de la Fuente mostraba en sus cuadernos de campo la composición de estas "contraboñigas", con las que se identifican con cierta facilidad qué tipo de animales han formado parte de la dieta del ave en cuestión.

En este caso, los propios responsables del Tancat de la Pipa hablan de un "festín de cangrejo rojo americano". Patas y caparazones que conservan el color rojo con el que la garza ha saciado su apetito y se ha quedado con su sustancia.

El cangrejo rojo no es bienvenido. De hecho, está "incluido en el catálogo de especies invasoras". Y mientras supone una forma de alimento rápida y abundante, por contra "empeora la calidad del agua y genera muchos problemas de gestión del agua de los arrozales por las galerías que excava en las motas", aparte de algo peor: "causa la desaparición del cangrejo autóctono". A caballo entre los beneficios y los daños, finalmente en 2019 se redactó una orden de la Consellería de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica para tratar de controlar la población de este subproducto, que lleva desde hace casi cuarenta años colonizando el lago, y al que ahora se ha unido el cangrejo azul. "Hay que recordar que las especies exóticas colonizan ecosistemas con débiles redes tróficas, y en términos generales, contribuyen a reducir la biodiversidad" explican en el "Tancat".

Dos de las egagrópilas, comparadas con un bolígrafo

Dos de las egagrópilas, comparadas con un bolígrafo / Tancat de la Pipa

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