«Muevan ficha». «No nos dan ni una sola razón para prorrogar la ATE». Pasan los días, las semanas y los meses y el nuevo estadio del Valencia CF queda consolidado como el mayor fracaso no ya de una época, la de la locura del ladrillo, si no de dos: la de la adquisición de los clubes de fútbol por fortunas de distinto grado de implicación en el proyecto.

Y ya va para doce años. Tal día como ayer se cumplieron desde que el entonces presidente, Vicente Soriano, ordenara la paralización de unas obras que habían empezado año y medio atrás. Y que se habían gestado aún mucho más tiempo atrás. Tanto como aquel 29 de junio de 2004 en el que se firmó un protocolo de intenciones, con Jaime Ortí de presidente, que ponía en marcha la construcción del coliseo. Si el club, entonces presidido por Juan Soler, no echa atrás la propiedad compartida, seguramente haría ya tiempo que se estarían dando patadas en la avenida de Cortes Valencianas. Pero iba a ser el club el que asumiría todos los gastos mediante una permuta de terrenos y la venta de las parcelas del actual estadio. El resto de la historia es conocida: la rutilante presentación, el inicio de las obras, la construcción del esqueleto y el 25 de febrero de 2009 la paralización de las máquinas. Desde entonces, todos los consejos de administración del club han manifestado estar dispuestos a retomar el proyecto, pero cuestiones de financiación, la necesidad de abaratarlo o dificultades para vender la parcela del actual Mestalla se han convertido en inconvenientes insuperables. Ahora mismo, el inmueble está más cerca del derribo que de su finalización. Todo depende del mensaje que debe venir desde Singapur, el de reanudación de las obras.

El ayuntamiento ya se ha expresado en otras ocasiones con severidad. Y ayer ocurrió lo mismo. «Tras 12 años de paralización ha habido tiempo más que suficiente para ponerse a trabajar, para dar alguna señal de vida. Es indiscutible que hay que renovar la licencia de obras y por lo tanto, lo único que estamos pidiendo es que haya algún gesto de buena voluntad, de que hay un compromiso firme en acabar las obras. Me parece que estamos pidiendo algo lógico, razonable», aseguraba ayer la concejala de Urbanismo, Sandra Gómez. Y el alcalde, que ya esta semana se había pronunciado, reclamó ayer a los propietarios del Valencia CF que «muevan ficha». En todo caso, la responsable de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) en el lugar es la Generalitat, por lo que ve «absolutamente normal» que pidan una reunión con su presidente, Ximo Puig.

El PP allanó el camino a la realización de la obra. También se les ha acabado la paciencia. María José Català aseguraba que «València no puede permitirse tener a la entrada de la ciudad un estadio durante tantos años paralizados. Deteriora la imagen de València», aseguró.