La idea de convertir el barrio de Pelayo y sus calles adyacentes en el Chinatown valenciano, mediante la instalación de estos dos pórticos orientales, ha recibido múltiples muestras de adhesión por parte de entidades chinas. Y también por buena parte de los negocios tradicionales valencianos de la zona, que eso sí, creen que este proyecto tiene que ser compatible con el plan para hacer un Carrer de la Pilota en Pelayo que maneja la Fundació de la Comunitat Valenciana de este deporte autóctono.

Una empleada del estanco ubicado en el número 1 de la calle Pelayo se mostró a favor de que se instalen los dos arcos. Este establecimiento cuenta con 109 años de historia y vende cachimbas por internet, lo que demuestra que también está abierto a nuevas culturas. 

Por su parte, Enrique Miralles, propietario del Centro Dental Pelayo, decía a Levante-EMV: «No se pueden poner puertas al campo». Es una realidad que la mayoría de los negocios y de las plantas bajas de la calle y sus adyacentes pertenecen a ciudadanos chinos, explicaba. En su opinión, señalizar con las arcadas el Chinatown valenciano atraerá más visitantes, lo que es bueno para todos los establecimientos de la zona. Ahora bien, Miralles -que dice que vive en el barrio desde hace más de 70 años y que ha visto partidas multitudinarias en el trinquet con Rovellet como protagonista-, defiende que todos «tenemos que convivir porque al final si viene más personal al barrio es negocio para todos». Desde ese punto de vista ve «compatible» el proyecto del carrer de la Pilota con el Chinatown, pero hay que oír a los dirigentes del trinquet porque allí se juega «desde hace más de 100 años».

El secretario de la Asociación de Empresarios Chinos en la Comunitat Valenciana, Julio Zhou, manifestó que toda la comunidad china «está muy contenta» con la posibilidad de que haya un Chinatown en la ciudad. «Esperamos conocer el proyecto más detalladamente -dijo este portavoz- pero la idea nos parece muy bien porque los arcos se convertirán en un punto más de atracción de turistas chinos, nacionales e internacionales». 

La Asociación de Empresarios cuenta con varios asociados en Pelayo y Convento Jerusalén. «Han leído las noticias y están contentos». Ya a día de hoy, este barrio es un reclamo para los visitantes, confirma. «Allí van turistas chinos y asiáticos porque saben que se puede comprar o consumir auténtica comida china, en las tiendas de alimentación y restaurantes, así como en las peluquerías y las agencias de viajes». 

Entre los contrarios al proyecto, se ha situado la histórica librería París Valencia cuya propietaria ha mostrado su rechazo a la iniciativa, en declaraciones a la prensa.