El agua era para el filósofo Tales de Mileto el elemento primero de todas las cosas que existen, el arché, el elemento que dio comienzo al universo. Es el inicio. El origen de la vida. Lo primero. La historia no se entiende sin el agua. La historia de València, evidentemente, tampoco.

València siempre ha tenido una relación especial con el agua. Todavía conservamos grandes aportaciones de la época musulmana en la que se impulsó el regadío, como la Acequia Real del Júcar, que vertebra nuestra tierra y le regala vida a través de sus canales. Disponer de agua es una cuestión, en realidad, de justicia.

València, agua, tierra y justicia se funden en una institución milenaria fundamentada en la equidad y la paz: el Tribunal de las Aguas. Una institución declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2009 que demuestra la relevancia que han tenido siempre los derechos de uso y aprovechamiento del agua de riego en una tierra tan fértil como la nuestra, así como la necesidad de dirimir los conflictos derivados de esos derechos.

Es importante conocer nuestra historia ligada al agua para ponerla en valor, tal y como insta la ONU en su lema de este año para celebrar, como cada 22 de marzo, el Día Mundial del Agua.

Uno de los primeros sistemas de abastecimiento de Europa fue precisamente el de València, que se empezó a construir entre 1845 y 1850 en el azud de la actual potabilizadora de La Presa, ubicada en Manises. El agua limpia llegaba a ciudad desde esta planta hasta la calle Quart gracias a un acueducto. Desde que La Presa empezó a tratar el agua que recogía del Turia no ha dejado de funcionar. Tanto es así que tiene el honor de ser la infraestructura hídrica más antigua de Europa que ha prestado servicio de forma ininterrumpida desde su construcción.

Esta relación tan especial de València con el agua nos ha impulsado a estar siempre a la vanguardia del sector, especialmente en abastecimiento de agua potable.

Nuestra red de suministro es de las más eficientes del mundo, somos la única gran ciudad europea con el 100% de la red en telelectura, sabemos lo que ocurre en la red en tiempo real y hemos desarrollado un gemelo digital que nos hace pioneros en el mundo. Con un sistema de abastecimiento de agua potable de referencia, seguro y eficiente, los nuevos retos más acuciantes se concentran en la necesidad de virar hacia un paradigma en el que el ciclo urbano del agua sea considerado en su totalidad.

Uno de los desafíos es, sin duda, paliar los efectos del cambio climático que, en nuestra ciudad, se sienten desde hace tiempo. Los episodios de grandes lluvias torrenciales concentradas en un espacio muy corto de tiempo y la anunciada escasez en el acceso a recursos hídricos son los dos grandes condicionantes de las políticas de agua en los próximos años. Ante un escenario incierto y no demasiado lejano, en el que prácticamente la única certeza es que será más difícil disponer de recursos hídricos de calidad y los períodos de sequía serán más largos y frecuentes, estamos obligados a aumentar nuestra capacidad de reutilización del agua, tanto la que podamos recoger de precipitaciones como la que vertemos desde las depuradoras.

El objetivo es que no se desperdicie ni una gota de agua. Y para esto, también es necesario abordar la eficiencia de las redes de distribución. València tiene una eficiencia superior al 90% en la distribución metropolitana. El esfuerzo de inversión de cualquier municipio para alcanzar esa ratio de eficiencia es tan enorme como necesario, pero no podemos permitirnos bajar el listón.

Hagamos caso a Tales de Mileto cuando dice que el agua es el primer elemento de todas las cosas y cuidemos de un recurso fundamental para la vida y para la prosperidad de las sociedades, porque sin agua no hay vida.