«Uno de los arcos no tiene que ir necesariamente en Pelayo, puede ir en otra calle, en Convento Jerusalén o en Matemático Marzal, hay muchas alternativas; también se puede colocar uno más hacia dentro de Pelayo y el otro en el cruce de Xàtiva». Con estas palabras explica Joan Hornos Llosá que el proyecto para convertir el barrio de La Roqueta en el Chinatown valenciano está abierto al «consenso» para que todas las partes «se sientan cómodas», en especial, el trinquet.

Este administrativo y sociólogo de formación ha realizado la propuesta más original de los Presupuestos Participativos Decidim 2020-21 de ubicar dos arcos orientales en las Calles Pelayo y Convento Jerusalén con Xàtiva. Sin embargo, no tiene «ningún problema» en poder introducir cambios en cuanto a la ubicación de las arcadas «para hacer compatible esta idea con el proyecto de carrer temático de la pelota» que impulsa la Fundació de la Pilota. «Me parece fenomenal» declaró a Levante-EMV.

«El trinquet tiene todo el derecho a ser protagonista en este proceso porque es la catedral del deporte nacional de los valencianos», dijo este joven de 30 años, que se confiesa aficionado a las partidas de Pelayo.

En ese sentido, ve muy bien «la propuesta intermedia que salió de la Asociación Cultura China en València», que pasa «por poner uno de los arcos más hacia dentro y dejar un tramo de calle para que el trinquete peatonalice Pelayo, instale estas estatuas de jugadores o incluso cree un museo de la Pilota. Me parece fenomenal», remarcó.

Respecto a las críticas aparecidas en redes sociales, afirma: «Cada uno es libre de pensar lo que quiera, pero no es una propuesta chorra en absoluto. Se trata de crear un nuevo icono en la ciudad, turístico y cultural». Cuando sea una realidad, apunta, «Vendrán multitud de visitantes y turistas a ver los arcos chinos, y eso será bueno para el barrio y para los negocios de la zona: cuanto más tránsito de personas tengas más potenciales clientes pueden tener los establecimientos de la zona». Con estos arcos, se busca «dotar a la ciudad de más puntos turísticos conocidos y reconocidos».

Por ende, «servirá para visibilizar a la comunidad china en València, que también te das cuenta que está muy estigmatizada, cuando es un colectivo con una vocación muy integradora». En ese sentido, está muy satisfecho por lo bien que han recibido la Asociación de Cultura China, los Empresarios Chinos de la Comunitat e incluso la Falla Convento Jerusalén esta idea que ayudará «a la unión y la armonía de ambas culturas».

En cuanto a los Presupuestos Participativos, los considera un instrumento que fomenta «la democracia directa del ciudadano, e igual que se ha propuesto crear carriles-bici, hacer jardines o peatonalizar calles» pues entiende que su propuesta es merecedora de hacerse «después de haber pasado todas las fases de las votaciones y, en especial, la de viabilidad». Cuando propuso ubicar estos pórticos «era conocedor que en las principales capitales del estado español no hay ninguna que los tenga», por eso le parece muy bien que València pueda seguir los pasos de «Londres, Washington, Manchester o Philadelphia», donde ha podido visitar sus barrios chinos para disfrutar de su gastronomía y su cultura.