El mundo de las Fallas (Interagrupación, Especial, Primera A, JCF y juntas locales) y la consellera Ana Barceló se miraron a la cara por primera vez después de un año y, a la hora de la verdad, las cosas no fueron tan mal. Aunque la reunión tuvo su correspondiente tira y afloja.

Finalmente, se salió de la reunión con dos conclusiones principales. A corto plazo, que los casales se abrirán en los próximos días. Se cuenta con que antes del lunes 29, o ese día como muy tarde, se publicará la modificación del decreto que permitirá que las sedes festivas podrán levantar la persiana. Pero tan sólo para realizar gestiones administrativas y una cantidad entre cuatro y seis personas como máximo.

Es la reivindicación que llevan planteando desde hace semanas. Y el presidente de la Interagrupación, Guillermo Serrano, no quería dar la fecha «hasta que no esté publicada. Puede ser mañana, pero no quiero aventurarlo. Solo hablaré de lo que vea publicado, hechos consumados». No debe extrañar, porque el pasado día 11 el propio Serrano anunció que le habían transmitido con completa seguridad que el día 22 estarían ya abiertos. Y las persianas continúan bajadas. En la reunión aún hubo que porfiar para hacer entender que abrir un casal no es más que para liquidar el ejercicio, convocar elecciones de presidente, cerrar cuentas, pedir ayudas oficiales o liquidar la lotería. El plazo, con todo, no es cómodo del todo: las fechas festivas se acercan.

¿Y para cuando la vida social? «Le hemos querido transmitir que los casales son centros culturales y que en el momento que se pueda se tenga aforo, como otro tipo de centros parecidos».

Había otro aspecto importante que tratar y mucho más trascendente: la celebración de la fiesta durante 2021. Si a mediados de enero se arrancaba a la secretaria autonómica, Isaura Navarro, el emplazamiento al segundo semestre del año, ayer la consellera lo ratificó. Transmitió a las fuerzas vivas de la fiesta la promesa de que si la ecuación es favorable, habrá Fallas a partir del 1 de julio, sea a finales de ese mes, en septiembre o en octubre. Una ecuación formada por porcentaje de vacunación (sobre el 70 %), pero también con incidencia y presión hospitalaria como variables.

«Dar una fecha ahora era para ella complicado porque suponía generar falsas expectativas. En mayo tendremos datos más objetivos, de cómo va la vacunación. Ellos están por la labor de que haya fiestas. No está en nuestra mano ni en la de ellos, pero hay un compromiso de que están por la labor de que, si sanitariamente es posible, se celebrarán, porque por la propia idiosincrasia de la fiesta, es absolutamente necesario. El quid de la cuestión es la vacunación. No hay otra. Pero vale la pena esperar un poco más y no sufrir más decepciones. Nos lo han dicho claro: si no hay una cepa extraña, porque un virus no tiene hoja de ruta, y todo va dentro de lo normal, dan por hecho que se podrá celebrar».