Hace frío en la Semana Santa Marinera. Porque, por tercera vez, el acto más brillante y triunfal, el Desfile de Resurrección, se queda sin salir. En 2019 por el temporal y en 2020 y 2021, por la pandemia. El júbilo de la cristiandad por la vuelta a la vida de Cristo se reviste, normalmente, de color, música y flores, buen ambiente y mejor rollo. Pero ahora mismo, depresión aparte, tan sólo hay una sensación: esperanza. De que, por fin en 2022, vuelva una cierta normalidad. Que, en el caso de la fiesta en els Poblats Marítims, es aún más necesaria para evitar que la inactividad genere una deserción masiva en el censo de hermanos y cofrades y pueda reducir a pulpa la que está considerada como segunda fiesta más importante de la ciudad. Hoy, misas y ofrendas sustituirán a esas flores que lanzan cofrades, granaderos y personajes durante el desfile a los miles de asistentes.

El Sábado de Gloria de ayer, por consiguiente, se percibió por el ambiente en las calles (la temperatura invitaba a salir), pero nada más. Con pocas percepciones semanasanteras. Actos religiosos recogidos, con todas las parroquias marineras sincronizadas para, a las ocho de la tarde, celebrar la Vigilia Pascual.

La Basílica no pudo acoger público en el Lamento de María por el aforo. avan

Las normas son tal que se dan situaciones tan curiosas como la de ayer: la Basílica acogió el rezo del Lamento de María. Y tuvo que hacerse a puerta cerrada porque, entre los niños de la Escolanía, la Schola Gregoriana Laetentur, la orquesta y los eclesiásticos, se cubría el aforo de 50 por ciento.

Y es que la fiesta no sólo se percibe en calles como Reina, Progreso, José Benlliure o Barraca. También en todas las parroquias, que no dejan de estar limitadas a los actos litúrgicos, aunque también en el interior de los mismos se producirán esos Encuentros de imágenes (la Virgen y el Cristo resucitado) con las limitaciones propias. Son Encuentros desnaturalizados, como lo ha sido un Via Crucis sin salir a las calles.

La de ayer es la jornada más tranquila en un calendario normal a la espera de que, al romper la medianoche, fuegos artificiales y lanzamiento de algún plato de loza festeje el regreso.

En la Catedral, la misa mayor será a las nueve y media de la mañana.