«Hay que pescar en aguas nuevas». Lo que tratándose de una Semana Santa Marinera, viene muy bien como metáfora. Y esas aguas nuevas son necesarias para que el impacto de una, dos y hasta tres suspensiones de la fiesta de la Pasión en el barrio marinero no genere un impacto demoledor en el sistema asociativo de la segunda fiesta más importante de la ciudad. Son tres años sin casi presencia en la calle y así será hasta, por lo menos, 2022, cuando la teórica recuperación debería devolver los actos a la calle.

El presidente de la Junta Mayor, Pep Martorell, fue elegido ya va para dos años, pero ni él ni su directiva saben lo que es ver plasmada en la calle una fiesta mayor. Tan sólo este año retazos de la misma en forma de actos religiosos y . Ahora, con la edición 2020 finiquitada, reconoce que «la prioridad va a ser recuperar la visibilidad de la fiesta. El consejo de gobierno considera que hay que recuperar el esplendor, pero sabemos que la recuperación no será inmediata. Tenemos claro el proyecto, que pasa por que, desde que se pueda empezar, que todos los meses haya actividad que tenga una traslación hacia la población. Que los cofrades puedan participar, que el resto de los ciudadanos de València sepan que la Semana Santa está en el Marítimo, viva y esperando». Martorell apunta para la visibilidad a «recursos culturales, actividades relacionadas con la fiesta y la solidaridad, que es un tema que hay que seguir mirando».

Uno de los grandes retos es aguantar la base social. «En el Marítimo hay dos fiestas grandes y es probable que, con la situación actual, haya gente que se vea obligada a elegir. Yo no puedo decirle a la gente que se tienen que mantener en sus cofradías o hermandades, porque por encima de todo está la situación económica de cada hogar y eso hay que respetarlo. Cuántas bajas reales se han producido lo empezaremos a ver a partir de ahora. Me consuela que en las misas al final de las cuales se imponen las medallas a los nuevos, siempre he visto incorporaciones. En cualquier caso, los colectivos también están haciendo un esfuerzo para tratar de no cargar económicamente a las familias. Aunque hermandades y cofradías conocen la realidad de la situación y que habrá personas que no puedan continuar. Tengo claro que nadie se irá porque sí. Porque la Semana Santa es algo muy especial y muy propio para sus componentes. Pero también tengo claro que, los que se borren, seguro que cuando escuchen el "tamboret", regresan».

«Claro que echas de menos las procesiones, pero ha sido un año de vivir la Semana Santa más espiritualmente, que también es importante. No son cosas de hace dos mil años, sino de algo que es presente. Porque hemos recordado la vida de Jesucristo, mientras se recuerdan a los fallecidos por la pandemia, la gente que muere viniendo en patera... bajo la directriz de los sacerdotes, creo que se ha hecho una Semana Santa también importante. Con mucha participación y mucho sentimiento».

Martorell no entra en la línea editorial del viaje del Cristo de Medinaceli, pasando por delante de una clínica que practica abortos, siendo publicitado expresamente por el concejal Antonio Cañizares porque «La Junta Mayor no tuvo nada que ver con la salida».