Una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) realizada sobre una muestra ponderada de 1.023 ciudadanos, revelaba que el servicio donde se percibe un mayor riesgo de contagio por coronavirus es el transporte público, al menos para un 67% de los encuestados. De hecho, el uso del autobús, el metro, el tranvía y cercanías se ha reducido un 29% por este motivo.

El caso es que, cuando se cumple un año del inicio de las medidas de control y prevención del contagio del coronavirus en el transporte público en València, la OCU sigue echando en falta ciertas medidas correctoras. En concreto, en lo que se refiere a Metrovalencia, «si bien la empresa pública FGV ha incluido dispensadores de gel hidroalcohólico en las estaciones y los propios vagones, además de aumentar el número de auxiliares Covid para tareas de información, apenas controla el aforo, que suele ser excesivo en horas punta». De hecho, «las quejas de los usuarios por las aglomeraciones en las estaciones y los vagones son continuas. Y apenas hay 17 pantallas informativas de aforo para un total de 137 estaciones, un número sin duda insuficiente».

En lo que se refiere a la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de València, las únicas medidas de prevención adoptadas desde el inicio de la pandemia, según la OCU, se refieren a los refuerzos de los protocolos de limpieza, a la desinfección diaria de los autobuses y a su ventilación. «En este medio de transporte concreto no existen dispensadores de gel hidroalcohólico», mientras que el control de aforo se realiza «a ojo» por el propio conductor, lo que «tampoco evita las aglomeraciones en las horas punta y por lo tanto impide conservar una distancia mínima de seguridad en el interior del autobús».

Hay que recordar, en ese sentido, fuera de las opiniones de la encuesta, que la EMT también fue protagonista de la pandemia porque durante meses los conductores estuvieron separados del resto del pasaje por una mampara muy provisional, calificados como «plásticos que dan mala imagen» por la oposición municipal. Y que no fue hasta el mes de diciembre cuando empezaron a aparecer las de nueva generación, después de haberse anunciado en el mes de julio.

Refuerzo necesario

En definitiva, la OCU considera vital reforzar aún más las medidas de prevención del contagio en el transporte público. Algo que ha sido, desde el inicio de la pandemia, motivo de debate, al cuestionarse que hubiera medidas especialmente duras (desde el confinamiento a la distancia de seguridad, pasando los los controles de aforo o la imposibilidad de compartir vehículo) mientras el transporte público daba una imagen de exceso de contacto entre usuarios.

Entre las medidas que reclama la OCU está la necesidad de disponer de dispensadores de gel hidroalcohólico rellenados al final de cada parada, también en los autobuses, al tiempo que debería seguir aumentándose la frecuencia de paso en horas punta. Esta última medida es probablemente la más importante de todas y una asignatura pendiente en la mayor parte de los municipios.