Cambios en el proyecto constructivo impulsado por la empresa Fosbury and Sons Marina Spain, adjudicataria en noviembre de 2018 de la concesión de la antigua Estación Marítima de València, mantienen paradas desde hace meses las obras en el proyecto de remodelación de este edificio de los años 80 y ubicación estratégica en la Marina de València. La imagen de abandono de la antigua estación, que se reconvertirá en espacio de trabajo compartido (coworking), un sector de negocio que empieza a repuntar tras caer a raíz de la pandemia del coronavirus, es evidente. En el interior y exterior del edificio, rodeado de vallas y contenedores con escombros, el único atisbo de actividad son las luces encendidas de la oficina de la Policía Nacional de Fronteras.

Pese a la imagen de abandono, el plan, según afirman fuentes del Consorcio València 2007, «sigue en marcha» y «tramitándose los cambios en el proyecto constructivo» impulsado por la filial española de Fosbury, que para reactivar la reestructuración dio entrada hace un año al grupo valenciano de inversión inmobiliaria White Investing.

La firma belga se hizo con la concesión hace ya dos años y medio después de un reñido concurso donde la multinacional belga del «coworking» desbancó a la plataforma de startups e inversores valencianos (Valencia Innovation Distrit). La impugnación del concurso por parte de estos y posteriormente el recurso contencioso-administrativo, aún pendiente de resolver, arrojan más sombras que certezas al proyecto.

Sin embargo, fuentes de VID eluden responsabilidades en la demora de uno de los proyectos estrella de la Estrategia de la Marina de València. El recurso no impidió iniciar las obras de la estación meses antes del estallido de la pandemia. Valencia Innovation, de hecho, no pidió la paralización cautelar para evitarse las costas en caso de perder el contencioso.

El proyecto sufrió otro revés en noviembre pasado con la salida de la local manager de Fosbury and Sons en València, Violeta Garín, quien ha expicado que el litigio judicial fue uno de los desencadenantes de su marcha, pero no el único.

La puesta en marcha del proyecto ha estado marcada por la pugna entre las administraciones de distinto signo político en los órganos de decisión del Consorcio Valencia 2007, en concreto en la Comisión Delegada del Consorcio.

Garín asegura que antes de su salido hubo una propuesta de fusionar e integrar a los empresarios valencianos en el proyecto de Fosbury. Una oferta, destacan las fuentes de VID, de buena voluntad que no se formalizó y no llegó a cuajar.

La plataforma de empresarios e inversores que perdió el concurso insiste en las irregularidades del proceso. Valencia Innovation mantienen su interés por la Estación Marítima y la Marina de València. «Tiene un gran atractivo». «Bien gestionada puede ser un polo de desarrollo», si bien destacan las dificultades para desarrollar proyectos porque la gestión está «muy politizada».

«Parece que lo que interesa a los emprendedores no cuenta y que pesan los intereses políticos». «Falta de respaldo y zancadillas políticas» han marcado, según las partes implicadas, este proyecto vinculado a la innovación que sigue sin ver la luz.

La entrada de un nuevo socio inversor, con intereses en el sector inmobiliario, han llevado a suspender las obras iniciadas hace un año y que, como se aprecia en las imágenes, se han quedado a medias.