El puerto cofinanciará la nueva línea de tranvía (L10) que conectará el barrio de Natzaret con el Cabanyal, la Marina y la nueva terminal de cruceros. Así lo explicó ayer el alcalde, Joan Ribó, tras la reunión del comité asesor de la comisión delegada puerto-ciudad, a la que también asistió el presidente de la Autoridad Portuaria, Aurelio Martínez, y en la que la APV se mostró «favorable a contribuir a financiar» esta infraestructura. Algo que «ayudará a conectar una línea que si nó, acabaría muriendo en Nazaret y que así conectará con la línea del Cabanyal y mejorará la movilidad de toda la zona», dijo Ribó.

La prolongación de L10 hasta la nueva terminal de cruceros, que se ubicará en los antiguos astilleros de Unión Naval, ha sido una de las reivindicaciones del ayuntamiento para dar su apoyo a la nueva terminal.

En la reunión del comité asesor también participaron telemáticamente el conseller de Política Territorial, Arcadi España, que explicó detalles de las nuevas líneas del tranvía que llegarán a la fachada marítima (L10 y L11), y la vicealcaldesa y concejala de Desarrollo Urbano, Sandra Gómez, quien expuso la propuesta de integración de los distintos proyectos de reurbanización pendientes en la fachada marítima para llevar a cabo una actuación coherente. El objetivo es integrar la reurbanización de la avenida del Puerto, donde se reducirá al 30% el espacio para el coche, con la remodelación de J.J. Dómine y del entorno del tinglado 2 de la Marina, impulsada esta última por el Consorcio Valencia 2007. Una propuesta de movilidad integral y mejora urbanística que también incluye la recuperación de la antigua Escalera Real, cuyos restos salieron a la luz en buen estado de conservación recientemente

Además de los planes de mejora de la movilidad y las conexiones del frente marítimo, en la reunión del comité asesor se aprobaron las bases de la convocatoria, por parte del Ayuntamiento de Valencia, del concurso de ideas para la ordenación del futuro Parque de Desembocadura, que incluirá el tramo final del Turia y los desarrollos urbanísticos pendientes en Moreras y el Grao.

El PAI del Grao lleva varios años atascado por las cargas urbanísticas asociadas del circuito y de las vías del tren. Su último diseño, que proponía una solución de paso elevado verde sobre las vías, fue objeto de desencuentro entre los socios del anterior gobierno de la Nau. Ahora, el PAI será objeto de revisión en el nuevo concurso internacional de ideas que estará dotado con cinco premios de 10.000 euros y que se convocará en octubre de este año. El ámbito del concurso internacional, que se resolvería en 2022, prevé así la articulación de varios tramos pendientes de ajardinamiento, renaturalización y urbanización de la desembocadura urbana del río Turia.

Un concurso de ideas que deberá analizar las opciones de canalización o mejora ambiental del tramo final del río, que muere en una rotonda del puerto. La APV dejó ayer claro su rechazo a recuperar la desembocadura natural del antiguo cauce, como han planteado los vecino de Natzaret, pero sí se compromete a aportar nueve millones de euros al desarrollo del Parque de Desembocadura, que ocupará terrenos portuarios cedidos a la ciudad en la frontera con este castigado barrio del frente marítimo.

El puerto también puso ayer sobre la mesa su propuesta de cesión y uso para la antigua estación del Grao. Esta estación es uno de los hitos del patrimonio ferroviario del frente marítimo. Es propiedad de Adif y lleva décadas cerrada y sin uso y en continuo proceso de degradación. El edificio, que está catalogado, está incluido en el PAI del Grao. La intención del puerto es recuperarlo y reconvertirlo en un centro de atención de los marinos y tripulaciones de los barcos. Una especie de Casa del Mar a la que el ayuntamiento, que no había concretado ningún uso para la citada estación, no ha puesto objeciones.

En la reunión del comité asesor del puerto salieron a la luz las diferencias entre el puerto y el ayuntamiento sobre la ampliación norte. Unas diferencias que, tal como apuntaron el presidente de la APV, Aurelio Martínez, como el alcalde Ribó no comprometerán los proyectos en marcha ni la voluntad de «seguir trabajando en «mejorar la integración puerto-ciudad». Ribó valoró así el compromiso del puerto con la ciudad a pesar del «momento crítico» que atraviesan las relaciones entre ambas partes.