Se avecinan importantes noticias para el futuro de las Fallas. Cada vez está más cerca el momento en el que las reuniones entre la conselleria de Sanidad y los agentes falleros y municipales cristalicen en la ventana en la que se permitirá reanudar la actividad y en qué condiciones. Paradoja de las paradojas, con poca diferencia de tiempo respecto a una situación, la actual, en la que las Fallas están en actividad cero más allá de las elecciones telemáticas.

Ayer quedó claro nuevamente que hay una hoja de ruta. O una declaración de intenciones. Que pasa por celebrar las Fallas 2021 lo más pronto posible. Y que es una opción que, con sus argumentos a favor y en contra, permanece viva. Y por si quedaba alguna duda, el alcalde de València la oxigenó ayer. Durante la mañana, el alcalde de Pamplona confirmaba lo que ya se sabía: que la capital navarra no celebrará, por segunda vez, los Sanfermines. Que tienen lugar prácticamente cuando se plantea el Plan A de las Fallas. Sin embargo, Ribó aseguró que cualquier comparación está de más. El alcalde recordó que hay que tener en cuenta los datos de la pandemia, «muy significativos» y con riesgo bajo de contagio en comparación con los de otras comunidades autónomas como Navarra. «Entiendo la situación de Navarra, pero en estos momentos no es comparable», defendía Ribó ante los datos epidemiológicos de la Comunitat Valenciana.

«Cuando diga Sanidad»

Pero, curándose en salud, también advirtió que las Fallas serán «en cuanto Sanidad nos dé la posibilidad». Es decir, cuando se reciba el visto bueno de los estamentos superiores. Que pueden poner la ventana en julio, o no.

¿Por qué no ha causado desazón que Pamplona haya finiquitado sus fiestas grandes? Porque estaba más que previsto y porque el plan presentado ante las autoridades sanitarias es muy diferente al de una fiesta, la de Pamplona, que se basa en lo que está más prohibido: la acumulación de personas en espacios pequeños.

Tal y como ya publicó Levante-EMV, las Fallas de 2021 (sean en julio o, como mal menor, después de agosto) huye de los festejos que alimenten las multitudes. Los «grupos burbuja», descentralizados, huyendo además de la nocturnidad y teniendo como precepto básico que las fallas estarán plantadas, por lo menos, tantos días como en un calendario normal.

Con todo, todavía son tiempos de incertidumbre, que se plasmarán hoy en la asamblea de presidentes, donde es fácil imaginar que volverá a preguntarse al concejal Carlos Galiana qué calendario baraja y bajo qué condiciones, aunque éste ya en el informe de presidencia se supone que dejará claro que todavía se está a la espera y que hace falta un punto todavía de paciencia. También es previsible que se le pregunte por el levantamiento de la prohibición a niños de 14 años de ser fallera mayor o presidente, tal como marca el calendario.