Las cámaras de vigilancia que han de proteger a los principales monumentos de la ciudad todavía tendrán que esperar unos meses. Muchos son los problemas por los que su instalación se ha retrasado, pero han resultado definitivas las obras iniciadas en las plazas de Brujas y el Mercat, donde se encuentra la principal joya patrimonial de la ciudad: la Lonja.
La idea del Ayuntamiento de València es colocar unas 40 cámaras en siete de los principales monumentos y espacios culturales de la ciudad: la Lonja, las torres de Serranos y Quart, las Atarazanas, el Palau de Cervelló, el Almudín y el Museo de la Ciudad, todo ello con un presupuesto de 400.000 euros y un objetivo claro: acabar con el vandalismo en el patrimonio artístico y cultural.
Ya en el mes de diciembre pasado el ayuntamiento informó de la inminente colocación de estas cámaras, pero distintos motivos técnicos obligaron a dar una primera prórroga hasta el 30 de abril y hoy mismo la Junta de Gobierno Local aprobará una nueva demora en la ejecución del proyecto, concretamente ocho semanas, hasta el 25 de junio.
Los motivos son varios, entre ellos la adaptación del proyecto a las condiciones técnicas actuales y la incorporación de la última versión del «firmware» en las cámaras de videovigilancia. Pero lo definitivo ha sido el inicio de las obras de urbanización en las plazas del Mercat y Brujas, donde se encuentra la Lonja.
