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El 15M también divide al Rialto

La instalación de un monolito conmemorativo en la Plaza del Ayuntamiento ha vuelto a separar a los socios de gobierno, que podrían enfrentarse en un pleno por la inscripción que domina este pequeño tótem conmemorativo

El monolito ya luce en la Plaza del Ayuntamiento

El décimo aniversario del 15M, lejos de cumplir con su objetivo original de unificar a los movimientos sociales, arraigados básicamente en la izquierda sociológica, ha servido para separar, un poco más, a los socios del gobierno progresista que gobierna la capital: Compromís y el Partido Socialista. La instalación de un monolito conmemorativo, o mejor dicho, la inscripción que figura en ese monolito, ha provocado un nuevo cisma, el enésimo, en una coalición que más allá de diferencias políticas tiene básicamente un problema de formas y desconfianza.

Todo comenzó por la decisión «unilateral» de Compromís de dedicar un pequeño monolito al movimiento 15M al cumplirse los diez años de su acampada en la Plaza del Ayuntamiento. Una esquina de esta plaza ha sido precisamente el lugar elegido para colocarlo el pasado viernes.

La decisión, sin embargo, no sentó bien en sus socios del Govern del Rialto, primero porque no les habían consultado una decisión de evidente calado político y además porque la plaza ha sido punto de reivindicación de muchos otros movimientos tan importantes o más que el 15M. Lo ven como un intento de Compromís de acaparar un espacio político del que no tienen la exclusiva.

Para intentar acercar posturas, Ribó propuso una nueva inscripción que cita en segundo término a los colectivos que defendieron la democracia, el Estatut, al movimiento LGTBI, a los inmigrantes, la igualdad de hombres y mujeres o las víctimas del metro, pero nuevamente resultó insuficiente, ya que, a juicio de los socialistas, se distingue entre movimientos de primera y de segunda y, además, las formas siguen sin ser las adecuadas. Creen que un monolito colocado en la Plaza del Ayuntamiento y con claras vinculaciones políticas debe tener un consenso más amplio y no ser iniciativa de un partido, por lo que exigen que pase por el pleno municipal.

Cuestión, esta última, completamente innecesaria, replican en Compromís, que recuerda finalmente que se trata de una iniciativa de la Concejalía de Cultura, en manos de su formación, y que no tiene por qué rendir cuentas a sus socios. Al revés pasa igual, aseguran. En definitiva, el monolito se ha montado -también la exposición fotográfica relativa al 15M- sin acuerdo de los socios de gobierno, que siguen estando más separados en las formas que en el fondo. El problema puede incluso acabar teniendo peores consecuencias para la coalición de las que han tenido otras cuestiones de más calado como el modelo urbanístico, la ampliación del puerto o el propio pacto de Gobierno. Y es que el Partido Socialista asegura que llevará el asunto al pleno para buscar los máximos consensos posibles de todos los grupos políticos, lo que podría desembocar en la primera votación por separado de los socios del Rialto. Y si se aprobara una inscripción para el monolito diferente a la que se ha puesto, habría que cambiarla.

Seguramente no será así, pero de momento lo que podría ser una conmemoración de un movimiento ciudadano ha quedado en una disputa más, jaleada, como no podía ser de otra manera, por los partidos de la oposición. En principio, estaba previsto que ayer, sábado, 15 de mayo, hubiera una visita del alcalde a la exposición y al monolito, pero finalmente se improvisó un acto el viernes, en el momento de la instalación del hito y sin invitar a sus socios, para no tener que seguir dando explicaciones ayer de algo que seguramente no la tiene.

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