Fue debate de aquellas «Fallas de Julio de 2020» que nunca llegaron a materializarse y, con la aprobación de las «Fallas Septiembre 2021», regresa: ¿cómo combinar la indumentaria tradicional con unas temperaturas que siempre coquetearán con los 30 grados? La riqueza desarrollada alrededor de la «agulla i cisell» permite, no sin reconversiones y adaptaciones, elaborar un vestuario. Como conclusión general, el meollo de la cuestión será la Ofrenda.

Zapatillas, coleteros, bolsos... toda una línea para ir "de civil".

El anuncio de la fiesta sí que es verdad que es importante para activar el sector. «Ha habido gente que se ha hecho trajes e incluso los hay que expresamente lo han hecho por echar una mano al sector», asegura Álvaro Moliner, uno de los indumentaristas de referencia en el sector. Se avecinan tiempos con mucho trabajo «de arreglos, de ensanchar o cerrar», aunque se ha echado en falta alguna estrategia común, con apoyo institucional incluido, para fomentar el «plan renove» en estos meses de noche para el negocio.

El corpiño de manga larga para la Ofrenda puede hacerse con una tela más ligera... o asumirlo.

Ahora se abre un nuevo escenario en el que los trajes nuevos pensando en 2022 se entrecruzan con la perspectiva de septiembre. Para el día a día, el pasacalle, incluso se puede hacer menos cuesta arriba. «Se va a buscar la ligereza y la comodidad. Es natural». Hay trajes «fresquitos»: «intuyo más trajes de faldas ligeras y cuerpos de justillo con camisa». Para más gala «el traje de manga de farol», por mor de la manga corta.

El problema viene con la Ofrenda. La etiqueta marca que hay que ir con corpiño de manga larga. «Hay sedas, rayones, rasos, con poco cuerpo, más finas. Poderse, puede hacerse. También debemos tener claro a qué horas se celebrará». Uno de los argumentos esgrimidos en contra de las quejas es la cantidad de falleras que acuden a Alicante a participar en la Ofrenda de las Hogueras. Que es verdad. Pero una cosa es que vayan falleras mayores de comisiones hermanadas, con un séquito más o menos numeroso, y otra son las cincuenta mil personas.

Hay versiones de indumentaria más soportables en tiempos de alta temperatura

Tampoco hay que engañarse: bastan unos minutos de visionado de cualquier ofrenda alicantina para contemplar la cantidad de comisionadas que desfilan con manga corta, tapada o disimulada ésta por la mantilla o el terno. Y Alicante ha humanizado el traje de «bellea» sustituyendo los terciopelos por rasos y brocados más llevaderos.

El vestuario masculino presenta muchas menos dudas: el «saragüell» se utiliza indistintamente para todo y es cómodo. Seguro que le ganará la partida al «torrentí» y al extendido experimento de laboratorio de pantalón a rayas y chaleco. A todo esto hay que añadir, como recordaba en su momento la bellea del foc de 2018, Aleida González, «no sólo lo que se viste, sino lo que se lleva: agua, chuches, colonia... cosas que ayudan a no marearte y a sentirte fresca».

Junto a la gala, está el día a día, donde hay desarrollada desde hace tiempo una línea de complementos que, seguro, serán utilizados. El más extendido será la camiseta, el «T-Shirt», con el escudo de la falla bordado o con la nueva tendencia de motivos florales de cortes de tela. Pero hay mucho más. Raúl Garrido, gerente de Espai Ripalda, especialista en creatividad, señala elementos como «zapatillas, coleteros, bolsos...». Nada que pueda sorprender porque en los próximos días sale la nueva temporada de la «toalla fallera» y ya está también la de los «delantales falleros», todo con dibujos de telas de valenciana. Lo que se queda este año en el armario es la parca y el polar.

El gusto de los falleros por sentirse identificado con su fiesta ha generado una línea de complementos cada vez mayor y que en septiembre se gastará abundantemente: zapatillas, coleteros, bolsos, camisetas y un largo etcétera.

A la izquierda, Alejandro y Álvaro Moliner con un traje soportable. Abajo, Rocío Gil en su ofrenda, con un corpiño de manga larga, pensado para el mes de marzo.