Sobre estas líneas, los agentes José Ramón Dual y Rafael Hernández en las cuadras de la yeguada Roig. A la izquierda, cuidados y herraje de uno de los once caballos que forman la cuadra de la Policía Local. Se trata de especialistas que periódicamente asisten a los animales.

La caballería de la Policía Local cumple 120 años a pleno galope

La Policía Local de València celebra estos días el 120 aniversario de su unidad de caballería, la primera que se creó dentro del cuerpo y una de las llamadas a sobrevivir mucho tiempo más con funciones muy parecidas a las que aconsejaron fundarla hace más de un siglo. Los robos en los campos, la vigilancia de grades zonas verdes, la seguridad de las playas y, porqué no, dar prestancia a eventos públicos, son algunas de las funciones que antes y ahora tienen encomendadas, según explicaron los agentes José Ramón Dual y Rafael Hernández, dos de los 7 profesionales que forman el grupo junto con sus inseparables 11 caballos de raza española.

La caballería de la Policía Local cumple 120 años a pleno galope

Mientras recorremos sus instalaciones en Poble Nou, donde están los animales y donde realizan sus entrenamientos, José Ramón Dual nos habla de la necesidad, sostenida en el tiempo, de mantener esta unidad.

Fue en el año 1901, treinta años después de crearse la Policía Local de València, cuando el entonces alcalde de la ciudad, el Marqués de Cáceres, creó la primera unidad especializada del cuerpo, la unidad de caballería, con un sargento, dos cabos y 14 guardias. «Se creó porque entonces había muchos robos y actos vandálicos en la huerta y los caballos son muy versátiles para trabajar en estas zonas», explica Dual.

A partir de ahí sus funciones fueron creciendo y en 1940 el Marqués de Sotelo, alcalde de posguerra, creó los uniformes de gala para que los 37 agentes de entonces y sus 37 caballos acompañaran con la presencia debida actos públicos, procesiones, fiestas, desfiles etc, una actividad que, como el resto, siguen manteniendo a día de hoy.

En la actualidad son 7 agentes y 11 caballos y las funciones «no son las mismas, pero sí muy parecidas», cuentan José Ramón Dual y Rafael Hernández. «Patrullamos la huerta, las playas, las pedanías, las zonas verdes más amplias como el cauce del río o Viveros, y estamos mucho en el extrarradio», explican. «Lo que más hacemos es prevención policial, damos seguridad allá donde estamos», cuentan. Un ejemplo concreto son los robos al descuido que sufren los extranjeros en el viejo cauce.

Cercanía con la ciudadanía

Tienen, además, un punto de cercanía al ciudadano que no tienen otras unidades especializadas. «La gente se acerca a nosotros, a tocar los caballos, y habla con nosotros o nos preguntan cosas», dicen. Les pasan casi todos los días, porque, como recuerdan, cada mañana salen dos caballos con dos agentes y por la tarde exactamente igual.

En estas circunstancias, los policías montados creen que la unidad seguirá viva mucho tiempo más. Son conscientes de que la política de las ciudades entroncará cada vez más con la naturaleza y que el caballo será imprescindible en ese terreno, además de ser poco contaminante. «Son imprescindibles en todos los sentidos», dicen.

Por cierto, todos los caballos de la Policía Local son de raza española, caballos de «bella estampa» y un «temperamento equilibrado» que les permite comportarse adecuadamente en situaciones complicadas. Cuando se adquiere uno de estos animales, una de las funciones de los agentes es precisamente enseñarlos a conducirse tranquilos y aceptar las situaciones que se le plantean en vez de huir, que es lo que les dice su instinto natural.

Puede decirse que valen para todo, incluida la terapia con niños que necesitan su estímulo para superarse en la vida.