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Vía libre a los primeros derribos de chiringuitos en la Malva-rosa

La Concejalía de Desarrollo Urbano concede licencia de demolición a cinco de las doce arrocerías de la playa para luego levantar nuevos restaurantes más integrados en el paisaje

Locales que se derribarán y renovarán en la Malva-rosa. p.calabuig | LEVANTE-EMV

La Concejalía de Desarrollo Urbano ha concedido la licencia de demolición de cinco de los doce chiringuitos de la playa de la Malva-rosa («La Alegría de la Huerta», «El Bobo», «Luz de luna», «Almar» y «El Trompo»). Los derribos, previos a las obras de reconstrucción y renovación de estas arrocerías de larga tradición y uno de los reclamos turísticos de las playas urbanas, se llevarán a cabo, según la previsión de los hosteleros, a partir del próximo mes de octubre para no interferir en la temporada estival.

Figuración de la renaturalización del paseo marítimo. | LEVANTE-EMV

Con la reforma de los chiringuitos, exigida por Costas como condición para mantener estos negocios en la zona de dominio público marítimo-terrestre y pendiente desde hace años, los edificios de hormigón de los años 90 con cubierta ondulada pasarán a la historia y adoptarán una imagen más liviana e integrada en el entorno. Una renovación estética en sintonía con los planes de renaturalización del paseo marítimo que impulsa el actual gobierno del Rialto y donde se quiere suavizar la obra dura recuperando las dunas e introduciendo más vegetación para generar un encuentro «más amable» de la ciudad con el mar.

Figuración de los nuevos chiringuitos de la Malva-rosa.

Con una inversión estimada de 800.000 euros y un plazo de ejecución de ocho meses, los hosteleros han planteado al ayuntamiento la reforma en dos fases, con el fin de que siempre haya servicio suficiente de hostelería en la popular y turística playa de la Malva-rosa.

El presidente de la Asociación de Restaurantes de esta playa, José Miralles, dueño de la Alegría de la Huerta, una de las arrocerías que se derribará en la primera fase, explica que la renovación de los locales permitirá mejorar la integración de los negocios en el paisaje y dará atractivo renovado a los establecimientos.

En paralelo con la licencia de demolición, los hosteleros tramitan la licencia de obras en el servicio de Actividades. Las licencias en este caso van más lentas y han sido objeto de reparos por las instalaciones previstas en las azoteas. Los técnicos de Actividades han pedido a los hosteleros que eliminen la zona de cocina prevista en las terrazas de la primera planta de los locales, lo que ha obligado a hacer un modificado del proyecto.

El principal cambio de los chiringuitos, construcciones de los años 90, es que las terrazas se suben a la primera planta, que hasta ahora se usaba como almacén. Las primeras plantas, con el 80% de la superficie al descubierto, se convertirá en una extensión del negocio. Toda la cubierta estará ocupada por instalaciones de energía solar. Los nuevos locales serán algo más grandes al pasar de 150 a 200 comensales. En la planta baja se permitirán terrazas cubiertas, bajo porches, en la parte frontal.

La pandemia del coronavirus dio al traste con los planes de reforma de los chiringuitos de la playa, que ahora se retoman. Costas concedió una moratoria a los hosteleros para ejecutar las obras que concluyó el pasado mes de abril.

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