El 70% de los valencanos ha decidido aplazar el pago del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) acogiéndose a la ampliación del plazo de pago de este impuesto hasta el mes de julio (antes acababa en abril). Eso significa que en el primer semestre el consistorio ha recaudado por este impuesto 58 millones de euros frente a los 180 de 2019, 120 millones menos, demostrándose así que "la medida era acertada", ha dicho el concejal de Hacienda, Borja Sanjuán, que valora muy positivamente que "los valencianos puedan tener más tiempo el dinero en sus bolsillos para el consumo o la inversión".
Respecto al Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO), la recaudación ha aumentado un 23%, lo que significa que "se aceleran a buen ritmo las inversiones urbanísticas en la ciudad". A ello hay que añadir el hecho de que lo recaudado por la tasa de licencias suba un 20%, un indicar muy positivo para el futuro de la construcción que "demuestra la confianza de los inversores en València". "El que debería ser el semestre más flojo, está siendo muy bueno", opina el concejal.
En términos globales, Sanjuán cree que la recaudación por impuestos se cerrará este año según lo previsto, incluso con la bonificación de las tasas de mesas y sillas (terrazas) y de actividades culturales al aire libre, que han suspuesto una merma de ingresos de 4 millones para las arcas municipales. "Los tributos más grandes son bastante fijos, la inversión futura sube y las actividades afectadas por la pandemia bajan, pero la previsión de ingresos se mantiene", asegura el responsable de Hacienda del Ayuntamiento de València.
En estas condiciones, Sanjuán ha anunciado que el año que viene habrá congelación general de impuestos con bonificaciones para los sectores más afectados por la crisis sanitaria y económica. Tampoco habrá nuevas tasas o impuestos, de manera que "la recuperación sea lo más rigurosa posible".