Un 69,3% de los vecinos de Ciutat Vella no acepta la puesta en marcha de cámaras de control de acceso al distrito, según una encuesta realizada el pasado mes de junio por el Col·lectiu Ciutat Vella i Viva, ya que, con esta propuesta, «se corre aún más peligro de que se aísle el barrio». Además, el 75,8% de los encuestados consideraba que se debería haber consultado con todos los residentes.

Los datos también recogían que el el 89,7% de los vecinos están preocupados por la movilidad en la zona y consideran que la situación es mala o muy mala. Entre las preocupaciones en este sentido se encuentran la falta de aparcamiento (94,09%), el transporte público (90,32%) y la reorganización de paradas y rutas de la EMT (88,71%).

En la encuesta se ponía de manifiesto que el 81,2% de los vecinos consideraban que la ZAS empobrece la vida cultural del barrio al impedir la apertura de teatros y salas multidisciplinares o las actividades culturales en locales dificultando la recuperación económica tras la pandemia.

Tras los resultados, el colectivo se reunió el pasado jueves con el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, con el fin de plantear las deficiencias detectadas y plantear «propuestas de mejora en un distrito que es patrimonio de todos los valencianos».

Por ello, desde el colectivo recalcaron que «no se puede dejar aislado a un barrio, aunque por su trama urbana haya que buscar soluciones técnicamente más complejas» y añadieron que «la movilidad tiene que redefinirse en atención a la especifidad de un distrito que posee un inmenso valor cultural».

La asociación planteó al concejal la necesidad de replantear la inclusión de bolardos retráctiles para favorecer el acceso de vehículos de emergencia, el incremento del transporte público sostenible, la recuperación de la línea 5B, mejoras en la señalética de los parkings, bonificaciones a los clientes de comercios para acceder a estos aparcamientos y el acceso prioritario a los vecinos y comerciantes.

Además, el Col·lectiu Ciutat Vella i Viva también considera importante una revisión de los usos culturales del barrio a través de los cafés y locales con programación cultural y, a su vez, una revisión de la ZAS en el marco de un Observatorio de Ocio, Turismo y Cultura.

Esta es la tercera reunión que el colectivo ha mantenido con distintos concejales del Ayuntamiento de València. En junio, se reunieron con la concejalía de Desarrollo Económica, con la que aprobaron la propuesta de un plan Festivo Cultural con una aportación de 500.000 euros.