El concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano, se reunió ayer con el subdelegado del Gobierno en València, Luis Felipe Martínez, y los hosteleros de las plazas de Honduras y el Cedro para buscar soluciones frente al aumento del botellón entre jóvenes, que, en sus palabras, «últimamente se está convirtiendo en un elemento de socialización único».

En este sentido, Vicente Pizcueta, representante de la Asociación de Hosteleros de Blasco Ibáñez-Honduras, ha puesto de manifiesto su preocupación, ya que «también nos sentimos víctimas de esta situación y, por ello, nos ponemos a disposición del Ayuntamiento porque nos preocupa la situación». Por ello, ha destacado que es importante «buscar fórmulas y reaccionar de manera contundente» frente a algunas actuaciones como la de los lateros, que propician el aumento del consumo de alcohol en la vía pública.

Pizcueta, además, ha añadido que «esta ansia de socialización coincidió con el fin del curso universitario y de las restricciones frente al coronavirus». Sin embargo, ha reconocido que, en estas dos semanas, la afluencia del público en la zona ha disminuido en torno a un 70%, ya que muchos de los estudiantes regresan a sus hogares, hecho que se incrementará durante el mes de agosto, cuando solo quedará un 10%. El representante de los hosteleros ha explicado que es importante trabajar durante estas semanas para «planificar el regreso del nuevo curso universitario» y, así, que «sirva de oportunidad para ponernos en marcha porque no podemos bajar la guardia».

Medidas

Durante la reunión, se han expuesto algunas medidas para poner fin a esta problemática. Cano ha señalado que es necesario implicar a todos los sectores afectados, ya que «el consumo de alcohol «low cost» tiene efectos muy negativos en la sociedad».

Además, ha puesto en valor la actuación de la Policía Local, que ha interpuesto más de 100 denuncias a locales que venden alcohol de manera irregular.

Pizcueta, por su parte, ha señalado que es importante desarrollar campañas de concienciación e implicar a los campus universitarios con el fin de «abrir un debate sobre la responsabilidad de los estudiantes».

Por otra parte, los hosteleros también están preparando un código de buenas prácticas y han realizado un trabajo de campo para analizar la situación en la zona antes del toque de queda y tras su implantación.