En estos días ha saltado la noticia de que la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica ha propuesto la recarga artificial de 2,9 millones de metros cúbicos de arena en las playas de L’Abre del Gos, El Saler y Garrofera de Valencia.

El proyecto de regeneración consiste básicamente en la aportación de arena procedente del banco en aguas profundas de Cullera, aportando casi tres millones de metros cúbicos de arena (2.900.000 metros cúbicos) a un frente litoral de siete kilómetros, entre el espigón sur de la playa de Pinedo y la Gola del Pujol, playas de L’Abre del Gos, El Saler y Garrofera, y la prolongación de los espigones de encauzamiento de la Gola del Pujol, el espigón por margen izquierda se prolonga hasta 161,1 metros y el espigón margen sur se prolonga hasta 172,3 metros. El objetivo es recuperar la línea de costa de 1965. El proyecto concluye que se conseguirá una anchura de playa seca entre 40 y 70 metros y que la prolongación de los espigones de la Gola del Pujol permitirá el paso hacia sotamar del 40 % de los sedimentos vertidos.

Todo parece bonito y que se alcanzará el objetivo de recuperar la línea de costa del año 1965, y probablemente una formación sostenible. Pero queremos entrar en analizar la propuesta y ver sus pros y contras, y que se valore la idoneidad de la solución propuesta.

Entre 2003 y 2004 participé en el proyecto europeo Interreg III-Medocc denominado Beachmed, en el que se evaluó el volumen de sedimentos perdido o ganado en el frente litoral de la Comunitat Valenciana. Tras desarrollar el modelo Mefot se determinó que el frente litoral objeto del presente proyecto pierde entre 1965 y el año 2000 un volumen de arena cercano a los diez millones de metros cúbicos (9.936.414), volumen que no es el propuesto en el proyecto que señala un aportación de un tercio de dicho volumen. Si añadimos la pérdida del 40 %, el volumen finalmente vertido significará un 17 % del volumen perdido. No parece, pues, que se alcance la línea de costa de 1965.

Aún hay más. En su momento se evaluó el volumen perdido de arena al eliminar el cordón dunar de la costa por el proyecto de macro-urbanización del Saler propuesto por el Ayuntamiento de València en los años 70 y que significó la pérdida de 20 millones de metros cúbicos de arena. Si lo añadimos a la evaluación anterior, podemos establecer que la playa ha perdido entre los años 1965 y 2000 un volumen total cercano a los 30 millones de metros cúbicos (29.936.414). Y si hacemos una prognosis del volumen perdido entre los años 2000 y 2020, añadiríamos un volumen perdido superior a los 5 millones de metros cúbicos (5.677.951). Tendríamos así un volumen total perdido de arenas de las playas de L’Abre del Gos, El Saler y Garrofera superior a los 35 millones de metros cúbicos (35.614.365).

Pero por no ser alarmista, eliminemos los veinte millones del primer cordón dunar, y quedémonos únicamente con la pérdida en playa seca y sumergida; la pérdida total sería así de algo más de 15 millones de metros cúbicos (15.614.365). Con estos números podemos establecer que únicamente cubrimos el 11 % del volumen de arenas perdido en el frente litoral,. Y uno se pregunta: ¿vertiendo los cerca de tres millones de metros cúbicos de arena se consigue recuperar la línea de costa de 1965?, ¿realmente vamos a conseguir un avance de la línea de costa entre 40 y 70 metros, o realmente avanzará entre cuatro y siete metros? Si añadimos las pérdidas hacia sotamar por efecto de la propia dinámica litoral y consideramos la mayor ocurrencia de temporales, que aumentaría las pérdidas tanto hacia el sur como hacia profundidad, y consideramos la sobreelevación del nivel del mar por efecto de calentamiento global, hasta cuando podamos garantizar la existencia de una playa seca que proteja el espacio litoral y el parque de L’Albufera, ¿se consigue la sostenibilidad de la costa?

Queremos entender que la prolongación de los espigones de encauzamiento de la Gola del Pujol busca apoyar la aportación de arena, que evidentemente lo hará, pero será un efecto positivo para el tramo final, parcialmente la playa de la Garrofera y básicamente sobre la urbanización allí existente. Lo que sí es evidente es que la prolongación de los espigones no elimina el problema de cierre de la gola por formación de barra arenosa entre espigones que afecta a la explotación del lago.

Nuevas preguntas que nos planteamos: ¿hay solución para regenerar la playa y conseguir que sea sostenible?, ¿podemos solucionar el problema de aterramientos en la gola?. Las respuestas son que sí, pero no se ha preguntado ni intentado averiguar si hay solución.

Para conseguir que la costa que comprende las playas de L’Abre del Gos, El Saler y Garrofera sea una playa sostenible y conseguir que presente una anchura de playa seca que supere el mínimo recomendado de 45 metros es posible, se deberían haber estudiado más alternativas. Existe solución y personalmente lo tengo claro. Conseguir que no se forme una barra de arena entre los espigones de encauzamiento de la Gola del Pujol es posible, existe solución y, además, favorecería a la playa regenerada.

Personalmente no encuentro pros, solamente contras a la solución aportada para la recuperación de la playa entre el espigón sur de Pinedo y la Gola del Pujol. No parece la más indicada, no se ve con claridad que se recupere la línea de costa de 1965. Pero existe solución para recuperar este frente y conseguir que sea sostenible, solamente hay que preguntar. Tampoco se ve claro que la prolongación de los espigones de la gola resuelvan el problema de aterramientos; pero existe solución para evitar dicho efecto, solamente hay que preguntar. Más de cuarenta años analizando y estudiando las playas al norte y sur del puerto de València dan los mimbres para conocer demasiado bien como funciona y cual es la solución idónea para estos frentes. Solamente hay que preguntar.