Pintadas, oxidadas, mutiladas o utilizadas como papelera. Así están las figuras del jardín de esculturas del Museo Príncipe Felipe dos décadas después de su creación.
Este espacio, formado por 30 obras y considerado como una antesala al aire libre de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, fue llevado a cabo en 2001 por los artistas valencianos Antonio Marí y Lukas Karrvaz.
Sin embargo, veinte años después, la imagen que ofrece este jardín es de abandono y vandalismo. Así, las obras «Escritura» y «Pensadora» se encuentran cubiertas de graffitis; uno de los flamencos esculpidos carece de cabeza y la «Cantarera» ha sido seccionada a la altura de la cintura y, actualmente, es utilizada como cenicero. Además, algunas de las peanas que sirven como base a los monumentos están fracturadas o llenas de manchas de óxido. Tres de ellas, «Andante», «La Caza» y «El espantapájaros», han sido retiradas por daños. A la situación de estas figuras se añade la falta de mantenimiento de la vegetación del entorno, habiéndose borrado algunos de los senderos a causa del crecimiento de la maleza.
Climent (PP): «Causa sonrojo»
Tras conocer el estado deplorable de estas esculturas, el Grupo Municipal Popular presentará una moción en la próxima Comisión Muncipal de Cultura, en la que instará a la Delegación de Patrimonio y Recursos Culturales a restaurar las esculturas.
La concejala popular Julia Climent ha señalado que lo que en su día «fue motivo de orgullo, hoy debería causar sonrojo a nuestras autoridades». Por ello, ha instado al gobierno local a tomar medidas urgentes «para atajar el problema del vandalismo en València y revertir el deterioro de este espacio emblemático».
Los populares añaden que se trata de «uno de los tramos más concurridos y fotografiados del jardín del Turia y que reúne una mayor cantidad de obras de arte». «El gobierno no puede ni debe seguir mirando un solo minuto más a otro lado mientras el patrimonio escultórico de nuestra ciudad continúa degradándose ante su pasividad», ha concluido.
