Los vecinos de Orriols se sienten abandonados. Dicen que no es algo de ahora, sino una situación que se remonta a años atrás y que los últimos meses se ha visto agravada por el aumento de actos vandálicos y delincuencia en las calles, una coyuntura que dificulta la convivencia. Por eso, tras esperar «más de tres meses» a una respuesta del Ayuntamiento de València para llevar a cabo un Plan Integral del barrio, la asamblea celebrada hace unos días decidió manifestarse para exigir que su voz se escuche y no solo se oiga. No quieren que las administraciones «sigan haciendo oídos sordos» a un problema que preocupa —y mucho— a la población. Por eso, hace unos meses surgió, de forma espontánea, la plataforma «Orriols en lucha», integrada por decenas de vecinos que se reunían para proponer soluciones ante la mala convivencia que merma el bienestar de los residentes de este barrio.

«No queremos ser estudiados»

«Pedimos al ayuntamiento la creación de una mesa de interconcejalías para diseñar un Plan Integral de mejora en Orriols, estamos hartos de ser estudiados y analizados, queremos intervenciones», señalan fuentes de la agrupación de vecinos. No buscan actuaciones policiales, que reconocen que ya hay, sino una hoja de ruta transversal que integre a Servicios Sociales, Vivienda o Educación. «Tras meses de espera a una respuesta que no llega, vemos que salir a la calle es la única medida de presión».

Cuentan desde Orriols en Lucha, que las personas que protagonizan las peleas no son vecinos del barrio. «Crean miedo y malestar, hay vecinos que están desesperados y al borde del colpaso».

Recalcan, además, que la convivencia intercultural y diversa de Orriols «ha sido siempre buena y enriquecedora» y rechazan los discursos de «extrema derecha que vinculan inmigración y delincuencia». Se quejan de personas que llegan a hacer del barrio la zona de conflicto, de negocios ilícitos o peleas a altas horas de la madrugada. «La policía puede disuadir a delincuentes en un momentodado, pero el problema de base no se soluciona, hacen falta acciones transversales».

Los vecinos insisten en que «hemos de ser los ciudadanos los que ocupemos el espacio público que ahora está ocupado por delincuentes», por eso, además de la manifestación del 22 de septiembre, están organizando jornadas culturales y de convivencia en las plazas del barrio. «Haremos lecturas, cenas vecinales en las zonas conflictivas para tener presencia en el barrio y hacer tejido popular». Solo piden una cosa: «ayuda para mejorar el barrio en el que vivimos, nuestra casa».