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Ramon Muntaner escribió su crónica en Les Cases de Bàrcena

Historiadores Vicent Baydal y Ferran Esquilache relatan en este reportaje cómo surgió el equívoco, generado de manera involuntaria, por el propio Muntaner, y cómo se perdió el rastro de la Xirivella del Norte en el siglo XX.

Les Cases de Bàrcena

Las palabras del aventurero, marino y mercader de Peralada Ramon Muntaner (1276-1336), protagonista en primera persona de las hazañas de los almogávares en el Imperio Bizantino, fueron claras: escribió su crónica, entre 1325 y 1328 cuando era ciudadano del Cap i Casal, «estant jo en una alqueria mia per nom Xilvella, que és en la orta de València». Pero estas palabras tan precisas, es decir, que era una alquería de su propiedad, una casa de campo con terrenos de cultivo, y tenía por nombre Xilvella –un topónimo que a partir del siglo XVII derivaría a Xirivella–, en la huerta de la ciudad de València, serían malinterpretadas unas generaciones más tarde, provocando un enigma histórico que parece haber llegado a su fin.

A la izquierda, Ramon Muntaner escribe su crónica. A la derecha, inicio de la obra de Muntaner en un manuscrito del siglo XIV.

En concreto, fue su nieto homónimo, el Ramon Muntaner del siglo XV, quien en su testamento de 1468 –los Muntaner tuvieron unas vidas bastante longevas– afirmó por primera vez que «mon avi» había sido «señor del lloch de Chilvella», esto es, no ya de una alquería, de una casa de campo unifamiliar, sino de una localidad entera, dado que en época medieval un «lloch», un lugar, equivalía una población agrupada, que en ese caso no podía ser otra que la Xirivella que continúa ubicada a día de hoy en l’Horta Sud.

Ramon Muntaner escribió su crónica en Les Cases de Bàrcena

Así fue como los cronistas del siglo XVI y XVII, Pere Antoni Beuter o Francesc Diago, repitieron la idea, pero ya entonces el siempre meticuloso Gaspar Escolano se dio cuenta de que en la época de Muntaner «Xilvella [...] perteneció a la Orden de Calatrava», por lo que la única opción es que la hubiera poseído «en razón de algún empeño o asiento que hizo con él la Religión», es decir, por alguna cesión o arrendamiento temporal del señorío. Sin embargo, como han repetido otros eruditos de los siglos XIX, XX y XXI no se ha encontrado nunca «dato alguno que pruebe este señorío», ya que de manera inequívoca la Orden de Calatrava poseyó Xirivella desde 1238 hasta 1386/1397.

Ramon Muntaner escribió su crónica en Les Cases de Bàrcena

Esto, sumado a la otra contradicción de que Xirivella fuera una localidad o población –«un lloch»– y no una alquería unifamiliar, llevó a la elaboración de sucesivas hipótesis que trataban de encajar las claras palabras de Ramon Muntaner con su posible posesión de una parte del señorío de Xirivella o de una propiedad concreta dentro de su término, en l’Horta Sud. Pero la solución a dichos evidentes desajustes era otra, y es que en época del cronista existió otra Xirivella, en l’Horta Nord, que encaja perfectamente con su relato y que debió ser la alquería que él mismo poseyó.

Xilvella al-Xarquía, al norte

En el «Llibre del Repartiment» de 1238 no aparece una única Xirivella de época andalusí distribuida entre los nuevos pobladores cristianos, sino dos: por una parte, la Xilvella al-Xarquía o Xilvella de Levante y, por otra parte, la Xilvella al-Garbía o Xilvella de Poniente, que para nosotros se corresponderían con la Xirivella del Norte y la Xirivella del Sur, ya que los musulmanes orientaban sus puntos cardinales en función de la Meca, situada al sureste de la ciudad de València. Con la Xirivella del Sur ya sabemos lo que pasó: fue donada por Jaime I a la Orden de Calatrava, que la poseyó de manera ininterrumpida como lugar con una población agrupada consistente (en 1379, por ejemplo, tenía más de 200 habitantes), hasta finales del siglo XIV.

¿Pero dónde estaba exactamente y qué pasó a partir de la conquista cristiana con la Xilvella al-Xarquía, la del Norte? Según hemos podido mostrar con detalle en el libro «De Carraixet a Bonrepós i Mirambell» (IAM, 2020) y en un artículo académico publicado en la revista «Scripta» (núm. 16, 2020), a través de técnicas de prospección y reconstrucción morfológica del sistema hidráulico de la Séquia de Montcada, sabemos que en época musulmana Xilvella al-Xarquía era una pequeña huerta de 12 hectáreas de regadío con unas pocas casas alrededor que se situaba entre las aldeas de Carraixet al sur, es decir, lo que después sería Bonrepòs, y Macarella al norte, que se mantuvo como núcleo de población durante los siglos XIII y XIV, aunque más tarde desapareció dando lugar a una gran partida rural cercana al término de Foios, según muestran los numerosos documentos históricos.

De la Xilvella al-Xarquía, por el contrario, a pesar de haber realizado una exhaustiva pesquisa entre centenares de protocolos notariales de la zona conservados en el Archivo del Corpus Christi de València y en el Archivo del Reino de València, apenas se pueden encontrar referencias documentales, lo que indica que con toda probabilidad a partir de la conquista cristiana dejó de existir como localidad y pasó a convertirse en una alquería y una pequeña partida cercana a Meliana, según se explicará a continuación.

No en vano, los escasísimos documentos hallados, de las alejadas décadas de 1430 y 1700, así lo señalan y, por lo que respecta al tema que nos ocupa, coinciden, además, con el testamento de Macari Muntaner (c. 1315-1394), hijo y heredero de Ramon.

Posesión rural en la otra Xirivella

Concretamente, una decena de compraventas realizadas ante el notario Bertomeu Tovia entre 1433 y 1439 reflejan la transmisión entre particulares de huertos y pequeños bancales de cereal y viña en una zona de la huerta de València («in orta Valentie») denominada Xilvella de Meliana: «in termino vulgariter nuncupato [llamado] de Chilvella de Meliana», «in termino qui dicitur de Chilvella de Meliana», «en terme de Chilvella de Meliana», etc.

Por lo tanto, resulta evidente que aquellas tierras, que además se indicaba que confrontaban con el Camino Real de Morvedre (la tradicional Carretera de Barcelona) y con el camino que llevaba a Meliana, se encontraban en un área que estaría en las inmediaciones de la antigua huerta musulmana de Xilvella al-Xarquía justo lindando con la propia Meliana.

En este mismo sentido, un documento muy posterior, un arrendamiento realizado en 1703 ante el notario Josep Mora, indica que existía una alquería «in partita nuncupata de Chirivella», con 4,5 hectáreas que confrontaban con el camino «del Girant loci de Meliana» (en efecto, el camino que lleva a dicha población realiza unos giros muy particulares en esa zona) y que se encontraban «in territorio de Les Cases de Bàrcena», que era el nombre que comenzó a recibir esta parte de la huerta de València a partir del siglo XVII, como se expondrá posteriormente.

Pero es que, además, toda aquella información documental sobre un «termino» o «partita» rural de Xirivella –no un «lloch» o población agrupada entera– coincide plenamente con el testamento del hijo de Ramon Muntaner, Macari, que fue publicado tras su muerte el 8 de octubre de 1394 «in quadam rure sita et posita in horta Valentie, vulgariter nuncupata Chilvella», donde residía con su mujer, Corsa Espanyola de Cervató.

En relación con ello, cabe decir que «rure» en latín, como ha indicado al respecto el historiador Mateu Rodrigo, quiere decir «posesión rural» o «casa de campo» y, por lo tanto, podemos inferir que aquella Xirivella que pertenecía a los Muntaner no era, evidentemente, el pueblo de Xirivella de l’Horta Sud, que, por entonces, pertenecía a la Orden de Calatrava, sino aquella pequeña partida, término o explotación rural cercana a Meliana.

Es decir, la Xilvella al-Xarquía de l’Horta Nord, donde debían poseer una alquería unifamiliar: «una alqueria mia per nom Xilvella, que és en la orta de València», como escribió de manera exacta el propio cronista. Enigma, pues, resuelto.

Evolución histórica en el siglo XX

¿Por qué dicha Xirivella, al lado de Meliana y en Les Cases de Bàrcena, ha pasado tan desapercibida para los investigadores contemporáneos, que no han podido asociarla a la figura de Ramon Muntaner? Porque su rastro desapareció por completo a lo largo del siglo XX, como fruto de su propia evolución histórica.

En concreto, Marco Ruiz de Bárcena (c. 1550-1614), un mercader de Burgos instalado en la ciudad de València, donde alcanzó importantísimos cargos públicos como el de racional y diputado de la Generalitat, adquirió una «alqueria gran» ubicada en el Camino Real de Morvedre en torno al año 1600 y promovió la instalación de una decena de familias arrendatarias que trabajaran sus tierras, de modo que a partir de entonces se empezó a conocer la zona como «les Cases de Marco Ruy, dites de Bàrcena» o, simplemente, «les Cases de Bàrcena», como aún hoy en día se conocen.

Y dicho lugar incluía tanto la antigua huerta y partida de Xirivella, en su parte sur, como la antigua huerta y partida de Macarella, en su parte norte, dos denominaciones que se continuaron manteniendo para cuestiones de riego a lo largo del tiempo, según muestra la documentación conservada en el Archivo de la Reial Séquia de Montcada, y, de hecho, la de Macarella todavía es común para los habitantes de la zona. La de Xirivella, en cambio, cayó en desuso a partir de 1940, cuando las particiones hidráulicas de la mencionada acequia dejaron de recibir los nombres de Macarella y Xirivella y pasaron a llamarse, conjuntamente, de Les Cases de Bàrcena.

Es por ello que, en la actualidad, la Xirivella de l’Horta Nord, es decir, la Xilvella al-Xarquía de los musulmanes o la Xirivella de Meliana o «rure vulgariter nuncupata Chilvella» de los cristianos bajomedievales, actualmente integrada en una pedanía de València, Les Cases de Bàrcena, ha desaparecido y solo puede encontrarse en la documentación histórica.

Una Xirivella que, como hemos visto anteriormente, resuelve el enigma histórico que planteaban las contradicciones establecidas por el hecho de que el nieto de Ramon Muntaner, fallecido unos 130 años más tarde que él, pensara que su abuelo había poseído no esta pequeña partida con una alquería unifamiliar al norte de València, sino todo el señorío y población de la Xirivella de l’Horta Sud, lo que evidentemente no encaja ni con la documentación histórica conocida, ni con las palabras concretas del cronista.

A partir de ahora, pues, la Xirivella del sur podrá continuar celebrando su vinculación onomástica a Ramon Muntaner, como ha hecho tradicionalmente durante mucho tiempo, pero también debería empezar a hacerlo la otra, la que hoy en día son Les Cases de Bàrcena, ya que las evidencias históricas la conectan con dicha figura de manera meridiana.

De esta manera, se podría empezar, por ejemplo, instalando una placa conmemorativa allí desde donde el cronista contemplaba la amplía huerta de València y allá, al fondo, veía a un costado el Cap i Casal y al otro las aguas del Mediterráneo que él mismo había surcado valerosamente en su juventud.

Mapa reconstruido en el que se muestran las huertas musulmanas expuestas a lo largo del texto sobre los actuales términos municipales de la ciudad.

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