El cambio climático es ya una realidad presente que comporta efectos que pueden observarse en nuestro entorno más cercano. El incremento de las temperaturas, la disminución de las precipitaciones, una pérdida paulatina del hielo marino, el aumento acelerado del nivel del mar y la proliferación de efectos climatológicos cada vez más extremos, como las olas de calor o las lluvias torrenciales, son sólo algunos de los ejemplos con los que ya convivimos.

Todo ello ha provocado una emergencia climática que afecta de forma muy directa a los entornos urbanos, retos de envergadura y muy diversos que las ciudades han de abordar para paliar o minimizar sus consecuencias.

Ante ello, la Concejalía del Ciclo Integral del Agua del Ayuntamiento de València y Levante-EMV han organizado el evento «Agua y ciudad» en el que se abordará cómo se han de preparar los entornos urbanos para un escenario de difícil acceso a recursos hídricos, fenómenos meteorológicos adversos y cambio climático.

El evento, que tendrá lugar el próximo martes, 19 de octubre, a las 18:30 horas en la Central de Operaciones de Saneamiento (COS) de València, cuenta con el patrocinio de Acciona, empresa que gestiona desde 1996 el servicio de explotación, limpieza y conservación del sistema de saneamiento de València, y la colaboración del Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunitat Valenciana (COACV).

Entre los participantes en el evento se encuentran Elisa Valía, concejala del Ciclo Integral del Agua del Ajuntament de València; Luis Sendra, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunitat Valenciana; Carlos Espinosa, responsable de Acciona en València; Marc García, comisario de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ); Alejandro Escribano, director del vigente Plan General de Ordenación Urbana de València; Sara Perales, responsable de Green Blue Management; Albert Rivera, jefe del Servicio Municipal de Arqueología de València; y Lara Llopis, responsable de Suc Arquitectes, estudio especializados en espacio público y paisaje.

La cita será moderada por Julio Monreal, director general de Relaciones Institucionales de Levante-EMV.

Planificación de las urbes

En gran parte de las ocasiones, los impactos del cambio climático son consecuencia de la planificación de las propias urbes y sus infraestructuras, de la gestión de sus ecosistemas y recursos naturales, así como son fruto de actividades económicas o usos de la propia población.

Si la acción humana ha influido en los motores del cambio climático, como por ejemplo en el incremento del efecto invernadero y el calentamiento global con la emisión de CO2 y otros gases a la atmósfera, también significa que hay margen de actuación para revertir o mitigar estas consecuencias y que no empeore la situación.

Y para aquellos efectos que ya se producen en la actualidad y sabemos que son irreversibles, las ciudades deben adaptarse para convivir con ellos y que generen las menores consecuencias posibles.

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España publicó este año el informe «Impactos y riesgos derivados del cambio climático en España» en el que abordaba esta realidad.

El documento apuntaba que los «principales efectos del cambio climático son la reducción de los recursos hídricos disponibles, el aumento en la intensidad de las sequías meteorológicas e hidrológicas, la reducción de las precipitaciones, el aumento del riesgo de desertificación y la proliferación de fenómenos climatológicos extremos».

En València, los efectos del cambio climático tienen en los episodios de lluvias torrenciales, o DANA, uno de sus exponentes más evidentes, como el que se vivió en el mes de noviembre del pasado año, el segundo más fuerte en intensidad de precipitaciones desde que se tienen registros.

Estos fenómenos atmosféricos son cada vez más frecuentes y someten a la ciudad, y en especial a la red de saneamiento, a mucha presión hasta afectar al entorno.

El impacto de los efectos del cambio climático es el que se ha propuesto minimizar el Ayuntamiento de València con una estrategia global impulsada desde la concejalía del Ciclo Integral del Agua que dirige Elisa Valía.

Según apunta la concejala, «las ciudades debemos abordar las inversiones desde una perspectiva de adaptación al cambio climático porque hay efectos que no van a cambiar y quizás se recrudezcan. Es nuestra labor desplegar una serie de políticas y herramientas con las que renaturalizar la ciudad, cambiando el paradigma que marca cómo nos relacionamos con el agua, diseñar soluciones verdes e infraestructuras con un menor impacto que no dañen nuestros ecosistemas, una tarea en la que necesariamente debemos hacer partícipes a otras muchas áreas de gestión para restaurar el ciclo natural del agua».