«Estas son las primeras noches que hemos podido dormir después de muchas semanas». Gabriel vive, junto a su mujer e hijas, en una de las casas situadas en la plaza de Benimaclet, zona en la que se producen la mayor cantidad de botellones. Reconoce que estas dos últimas noches ha habido mayor presencia policial, lo que ha comportado «silencio y descanso y es de agradecer después de todo lo vivido».

Su percepción fue la de muchos vecinos y vecinas de la zona, que se manifestaban sorprendidos ante el aumento de la presión policial en la zona como consecuencia del auge de botellones, ruido e incivismo que se ha producido en las últimas semanas.

Durante la pasada noche del jueves, día en que el alcohol, la música, el ruido y la suciedad se adueñan de las calles de este barrio y se prolonga hasta la madrugada del domingo, varios agentes de la Policía Local patrullaron Benimaclet. Los agentes pretendían evitar que se repitieran las imágenes que se habían producido durante las últimas semanas y que han movilizado al vecindario. Además, la Policía Local se encargó de controlar que los locales de ocio situados en la zona cumplieran con su licencia.

«Parece que se lo han tomado en serio, pero ¿hasta cuándo vamos a poder descansar? Sabemos que estos días no vendrán porque hay policía», denunciaba Gabriel, quien añadía que «ahora estamos en el foco y agradecemos la implicación de las autoridades, pero veremos qué pasa dentro de un mes, cuando la presencia policial disminuya». «Si se van y no ponen otras medidas, vamos a seguir siendo vulnerables y esto no nos tranquiliza», destacaba.

En este sentido, el portavoz de la Asociación de Vecinos de Benimaclet, Paco Guardeño, también expresaba que «creemos que es una buena solución y un primer paso, pero hay que atajar el problema con respuestas más profundas y sabemos que esto no se va a arreglar tan fácilmente».

Señalaba que los vecinos han intentado actuar por otras vias porque «hemos puesto quejas a todas las autoridades y no han hecho nada».

Otro de los residentes de la zona añadía que «entendemos que los jóvenes quieran divertirse, pero no todo es válido y tienen que pensar en los vecinos». En este sentido, Enrique exponía que «si tenemos suerte, a las seis de la mañana nos podemos dormir, que es cuando se van y a las siete nos despiertan con la limpieza». «Mi mujer es la que peor lo está pasando y ha llegado a sufrir episodios de ansiedad», añadía.

«Lo hemos pasado muy mal y creemos que hay que buscar alternativas para los jóvenes porque sus ganas de divertirse no están por encima del derecho al descanso», exponía.

Por su parte, los agentes de la Policía Local reconocían que «la movilización policial se activó a partir de las 22:30 h y pretendemos que se incremente el sábado, ya que es cuando se producen mayores aglomeraciones». No obstante, las autoridades temen que el botellón se desplace a otras zonas de la ciudad una vez que en la plaza de Honduras parece que ahora está más controlado.