Las bibliotecas se han convertido en espacios de dinamización de la ciudad. En el caso de València, la red formada por más de treinta bibliotecas, establece un singular mapa literario que llena de cultura participativa el barrio donde la acoge. Es por ello que hoy no sólo las recordamos como los lugares emblemáticos para conservar historias, sino que también celebramos su capacidad para establecerse en nuestras vidas. Bajo el lema elegido para este año: «Leer, aprender, descubrir», las bibliotecas despliegan su influencia más allá de los muros de sus espacios.

Lecturas, en la variada tipología de sus salas (en las bibliotecas públicas, escolares, especializadas, universitarias...). Aprendizajes que responden a la mirada de todas las edades. Y en este sentido me gustaría recordar el reciente proyecto que hemos puesto en marcha en la ciudad de Valencia a través de «Naixem llegint», una iniciativa pionera, iniciada en el mes de octubre y que desarrolla un club de lectura para bebés menores de nueve meses. Para activar estas sesiones, el personal de la biblioteca María Moliner ha seleccionado cuentos ilustrados y ha programado actividades de juego relacionadas con la historia o el formato de los libros para estimular los sentidos a través de texturas y olores, sonidos y música, luz y sombras, rimas y vocales, o movimientos, entre otros. Y continuando con el lema, el descubrimiento no sólo nos llega a través de la narración en el formato del libro, sino también como vehículo de las actividades que acoge. Porque cada vez con mayor fuerza, la biblioteca funciona como estímulo desde su configuración como red cultural. En este tercer apartado, destacamos el proyecto Rodalies-2. El triunfo de la imagen fotográfica, una macroexposición que tuvo lugar recientemente en ocho bibliotecas municipales, junto a la biblioteca pública Pilar Faus y la librería Railowsky. Estos diez espacios culturales reunieron 300 fotografías sobre dos líneas temáticas: las vivencias durante el confinamiento por la Covid-19, junto a los trabajos de alumnado y miembros de distintas agrupaciones y escuelas fotográficas de la ciudad. El objetivo consistía en poner en valor el sentido de la biblioteca, más allá de las salas de estudio y de préstamo, y unir dos mundos cada vez más conectados, como son la fotografía y los libros.

Desde la concejalía de Acción Cultural del Ajuntament de València, nos sumamos a la celebración, junto a técnicos y especialistas que trabajan en ellas y dinamizan a tantos lectores. Recordamos que este año ha tenido como marco principal a la biblioteca de Teruel «Javier Sierra», a través de la imagen del cartel conmemorativo que ha elaborado la ilustradora extremeña, Mayte Alvarado. Pero las bibliotecas se comparten todos los días, como recortes de nuestro propio anecdotario de vida. Desde esta mirada, queremos apoyar iniciativas como la Biblioteca Expandida Deslocalizada (BED), con la que colaboramos a través de nuestros especialistas y técnicos municipales para integrar la experiencia del día a día en el desarrollo de la biblioteca futura del siglo XXI. A través del laboratorio ciudadano establecido en el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC), nos gustaría trasladar algunas de las ideas que se extraigan de ese interesante trabajo a la red de la ciudad. Y desde esa apertura de sentidos, también las llamadas bibliotecas humanas, aquellas que dan a conocer a las personas que viven en nuestros barrios, tienen que formar parte de los nuevos lenguajes narrativos que generen herramientas para la convivencia y el conocimiento (y re-conocimiento) del otro. Es nuestro deseo por ejemplo que, antes de su traslado a la nueva ubicación, los vecinos y vecinas del barrio de Orriols puedan participar en la planificación de los usos y contenidos de su biblioteca. Una experiencia pionera en la ciudad que generará dinámicas de intercambio para la creación de conocimiento. Una oportunidad para que algunas de las ideas que muchos hemos revisado en algunos foros profesionales, puedan encontrar un espacio real para su ejecución.

Por todo ello, si queremos que las bibliotecas sean espacios vivos integrados en un escenario intercultural e intergeneracional, es hora de establecer nuevos puentes. Celebremos, pues, su día abriendo nuevas oportunidades para descubrir historias.