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Patricia Campos Doménech

"La Armada no ha cambiado, fui la primera y única mujer piloto"

«La educación es la base para alcanzar la igualdad»

Patricia Campos, piloto y entrenadora valenciana. | GERMÁN CABALLERO

Patricia Campos (Onda, 1977) transmite pasión y energía, la que ha necesitado a grandes dosis para cumplir el sueño de ser piloto de caza en la Armada, primero, y para abrirse camino en el mundo del fútbol después. Hace tiempo que dejó el Ejército, pero no ha dejado de volar y dar alas a las niñas y mujeres africanas, a través del fútbol y de «Goals for freedom» , una ONG que fomenta la igualdad de derechos, la autoestima y el empoderamiento.

Piloto de la Armada y luego entrenadora de fútbol ¿No ha escogido el camino fácil, no?

Elegí lo que me gustaba, lo que me hacía feliz, mi madre siempre me dijo que podría ser lo que quisiera. En esta vida hay que luchar y cuando la gente de alrededor intenta desanimarte por ser mujer, por tu cultura o tu religión hay que creer en una misma y tirar para adelante. Me gustaba el fútbol y no las muñecas ¿Qué había de malo?

Según narra en su libro «Tierra, mar y aire», tuvo que pelear mucho para llegar a ser la primera mujer en ponerse a los mandos de un avión militar ¿Por qué lo dejó con solo 39 años?

Tenía que demostrar que era perfecta las 24 horas, los 365 días del año. Estás en el punto de mira porque eres diferente, aunque yo no tenía que demostrar nada porque había aprobado una oposición entre cientos de personas. Tienes que intentar no cometer ningún error, parecerte a ellos y eso al final no va en mi carácter. Me gusta respetar y que me respeten.

Superiores y compañeros, con alguna excepción, le hicieron la vida imposible ¿Cree que desde que pidió la excedencia en 2016 ha evolucionado la situación en el Ejército? ¿Hay ya baños o monos de vuelo para mujeres?

No. Lamentablemente yo fui la primera mujer piloto en la Armada y la única. No sé si han leído el libro y les ha dado miedo de lo que puedan encontrar allí o que no saben que existe la opción profesional, pero lo cierto es que no ha venido nadie detrás.

Tuvo que ocultar su propia sexualidad para sobrevivir a personajes como «el coronel»...

Era más joven y no tenía experiencia. Tampoco estaban los movimientos feministas de ahora ni las redes sociales que me pudieran echar un cable. Estaba completamente sola, no supe reaccionar, quizás por falta de información, de madurez o cobardía.... Me inventé una vida paralela por supervivencia.

¿Cuál es su consejo para abrirse paso en profesiones masculinizadas?

Mi consejo es no tener miedo a ser una misma. Mantener una mentira es muy pesado. Ocultas información para que no te hagan daño, intentas protegerte porque aún hoy se siguen dando palizas por la calle a los homosexuales. Con mi edad y experiencia aconsejo ser una misma. No hay que avergonzarse ni esconderse.

Tuvo una infancia difícil, su padre no le dejaba jugar a fútbol ¿Aún piensa que es mejor nacer niño?

Si volviera a nacer volvería a ser mujer y lesbiana. No he dejado de hacer nada de lo que me propuse:quería ser piloto y lo hice, quería ser futbolista y lo hice...Pero es cierto que los niños tienen la vida más fácil. Se da por supuesto que por el hecho de serlo son buenos entrenadores o futbolistas. Pero a mi me gustan los retos y me gusta luchar y por eso prefiero ser mujer.

El fútbol fue su válvula de escape, aunque es uno de los deportes que más ha invisibilizado los logros de la mujer ¿Cree que esto ha cambiado con la cuarta ola feminista?

Cuando volví en 2019 de Estados Unidos vi a las mujeres más unidas, encontré mucha más sonoridad, mucha movilización y denuncia ¡Ojala hubiera tenido yo esto cuando estuve en la Armada!... Me alegra mucho que despertemos ante las injusticias en la calle y en las redes. Somos el 50% de la población y se nos debe respetar como a ellos.

¿Qué le llevo, después de su experiencia en el Ejército, a Africa donde la situación para la mujer es muchísimo peor?

Buscaba algún tipo de voluntariado donde las necesidades básicas no estuvieran cubiertas. En Uganda no se respetan los derechos de las mujeres, se les niega la educación y quise ver qué pasaba allí. Ahora veo que fue una temeridad porque para una mujer blanca y sola es un país peligroso. Me costó convencer a los familiares para que dejaran jugar a las niñas y mujeres a fútbol, pero lo conseguí. Realmente el fútbol es la excusa. Hacemos partidos mixtos donde los niños tienen que respetar a las mujeres, pasarles el balón, donde ellas son importantes, participan, marcan goles y eso las empodera porque la gente las ve con ojos diferentes y las felicita.

¿Algún reto vital pendiente?

La escuela de Goals for freedom en Uganda. Sacar a esos niños y niñas de la calle para que aprendan y su vida sea un poco mejor.

¿Como combatir el machismo y la violencia hacia la mujer?

La educación. En la escuela y en casa tiene que haber un discurso similar frente a la violencia. Fomentar la igualdad desde pequeños para que vean que es intolerable y dejen de matarnos.

Tras lo visto y vivido ¿volvería a repetir?

Es difícil responder. Lo que he vivido me ha aportado mucho, he volado y vuelo, me ha hecho más fuerte y más segura de mi misma...Si, repetiría.

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