La Defensora del Mayor en la ciudad de València Asunción Pérez ha lanzado un S.O.S ante las múltiples dificultades que encuentra este colectivo para hacer sus gestiones en los bancos y les ha pedido una serie de medidas para evitar la brecha digital que sufren las personas mayores. «Existe una red de Ciudades Amigables con la Personas Mayores (València forma parte de ella), otra red la constituyen las Farmacias Amigables, y ¿por qué no una Red de Entidades Bancarias Amigables con las Personas Mayores ?». En una carta enviada a Levante-EMV, Asunción Pérez afirma: «No queremos ser excluidos de los avances de la ciencia ni ser considerados ciudadanos de segunda. No queremos establecer un muro entre las entidades bancarias y el colectivo de mayores, queremos que se admita que, como se está prescindiendo de la atención presencial, necesitamos servicios financieros multicanal, que ayuden a los mayores a seguir operando con normalidad en sus entidades financieras». Entre otras propuestas, la Defensora del Mayor reclama «un horario de atención preferente» en bancos y cajas para los mayores, así como que se faclite información básica sobre los servicios financieros utilizados con mayor frecuencia por el colectivo como pago de recibos, consulta de saldos o retirada de efectivo.Esta información «se realizará en soporte papel (además de la digital) y se enviará por correo postal al domicilio de cada beneficiario de la entidad financiera correspondiente», apunta Asunción Pérez.

Porque las medidas penalizantes de transacciones en persona, «no pueden convertirse en excluyentes de personas mayores», advierte esta portavoz. La Defensora exige que se apliquen medidas que eviten la exclusión de los mayores por parte de los bancos y que se informe de ellas a los propios usuarios y a las asociaciones del sector.

La Defensora de Mayor considera positivo la mayor digitalización que ha traído a la sociedad la pandemia del coronaviru. Pero «para las personas mayores, puede ser un riesgo de exclusión por la dificultad de acceder a este sistema al carecer de formación, medios o motivación para poder integrarse a esta nueva forma de comunicación».

En ese sentido, la banca digital, para las personas mayores, «puede constituir una discriminación, ya que se les condena a actuar a través de la red, cuando muchos de ellos no utilizan con soltura la tecnología». Además, el cierre de sucursales, la sustitución del personal de la banca por cajeros y los horarios restringidos, sin un periodo transaccional adaptado a las personas mayores, ha complicado mucho la relación de las personas mayores con sus finanzas.

Por todo ello, lamenta que se haya tenido que cambiar la relación personal, «por una maquina con pantalla y botones», y hace un llamamiento a reconducir las relaciones con los mayores.