La Autoridad Portuaria de València ha corregido unas emanaciones de gas tóxico que se producían en su alcantarillado interno y que provocaron las denuncias de la Asociación de Vecinos de Natzaret, barrio afectado directamente por los olores. Según fuentes del puerto, a día de hoy los niveles de toxicidad están muy por debajo de las recogidas en la Ordenanza de Saneamiento, poniéndose a disposición de los técnicos para hacer las correspondientes comprobaciones.

«Desde hace tiempo -decía la denuncia de los vecinos- recogemos quejas del vecindario del barrio por olor a gas que trasladamos a la Policía Local o a bomberos y que se relacionan con alguna actividad portuaria». Así mismo, esta entidad denunció el pasado 7 de diciembre de 2021 mediante escrito al ayuntamiento la presencia de fuerte olor a gas tóxico en la zona colindante al Puerto de Valencia, en el punto de conexión de la red de saneamiento portuario con la red municipal en la confluencia de la Comandancia de Marina, el cuartel de la Guardia Civil de Cantarranas y el edificio de la Generalitat donde se ubica la Unidad de Análisis de Sanidad Animal, edificio situado junto al puente de Astilleros en la avenida Manuel Soto, 18. Precisamente, el pasado 25 de noviembre «hubo que desalojar este edificio por la toxicidad de dichas emanaciones».

En aquel escrito, la Asociación de vecinos exigía al ayuntamiento explicaciones y la toma de medidas para «averiguar el origen exacto de estos incidentes tan negativos para la salud pública».

Tras esta denuncia, el Ciclo Integral del Agua del ayuntamiento constata el 20 de diciembre pasado que el origen del vertido estaría en el interior del puerto, que supera con creces el límite legal establecido, y da «traslado a la Autoridad Portuaria, indicándole que dispone de un plazo máximo de 7 días para corregir la situación detectada, según indica el Artículo 84 de la Ordenanza de Saneamiento».

En consecuencia, técnicos del puerto, junto con técnicos municipales, tomaron muestras de aguas residuales y se hicieron mediciones de gas sulfhídrico en todas las estaciones de bombeo y en la arqueta sospechosa, exterior al puerto. Y el resultado confirmó emanaciones superiores a las permitidas por la Ordenanza de Saneamiento.

Así pues, se realizó una inspección de toda la red del puerto y se determinó que «el problema reside más en la instalación, como consecuencia de la no aireación del vertido al ser una instalación que trabaja en vacío».

Finalmente, se llevaron a cabo distintas actuaciones hasta que los niveles de gas sulfhídrico han caído «muy por debajo» de los niveles permitidos, extremo que ya ha sido comunicado al Ayuntamiento de València.